Doña Ligia Inés Rozo de Wilches fue despedida la semana pasada con una abrumadora cantidad de avisos fúnebres, que empezaban con un gran despliegue en la primera página de El Tiempo, el periódico líder de Colombia. Abundaban los mensajes no solo de sus propias empresas y familiares sino un sin número de distintas entidades del sector salud. Se iba a los 91 años pero dejaba un legado y una gran negocio alrededor la EPS Salud Total que fundó con su esposo, el doctor Nicolás Wilches, a la que articularon dos grandes centros médicos en el sur de Bogotá.
Ligia Inés Rozo formó parte de las primeras odontólogas que se graduaron en Colombia y nada menos que en la exigente Universidad Nacional de Colombia a mediados de los años 50 cuando a las aulas accedían muy pocas bachilleres mujeres. Allí conoció a su esposo Nicolás Wilches Salinas, quien el 18 de diciembre de
1954 se graduó de médico cirujano y luego se especializó en radiología. Se casaron pronto y empezaron su carrera profesional prestando sus servicios en clínicas y hospitales en aquella Bogotá fría y gris de los años 60. Lejos estaba Colombia del cambio que significó en el sector salud la Ley 100 de 1993 y las puertas que abrió a la privatización de los servicios. Sin embargo, el espíritu inquieto y emprendedor de los esposos Wilches empezó a buscar su camino.
Ya con un hijo adolescente a quien llamaron Nicolás, igual que su padre, y luego haber trabajado algunos años como empleados, utilizaron su experiencia acumulada y decidieron iniciar un negocio propio. En el barrio Olaya, en el sur de Bogotá, crearon un pequeño centro médico donde ofrecían los dos servicios que bien sabían hacer: odontología e imágenes diagnósticas.
El servir a la sociedad más humilde era algo que siempre habían querido hacer como profesionales y como pareja. Con la ayuda de Nicolás hijo, que ya estaba terminando sus estudios de bachiller y quien empezó a asumir tareas administrativas, de mensajería, de entrega de resultados, fueron creciendo como unidad familiar y fueron ampliando los servicios.
El joven Nicolás siguió los pasos de sus padres y se graduó de médico. Fue él, quien, con una visión empresarial más grande y moderna, empujó al matrimonio al camino que los llevó a ser hoy una de las familias más poderosas de la salud en Colombia: los Wilches, fundadores y dueños del Policlínico del Olaya, una de las IPS más importantes del sur de Bogotá, la IPS Virrey Solís y de la EPS Salud Total, que tiene afiliados a unos tres millones de colombianos bajo el régimen del Plan Obligatorio de Salud, POS.
Mientras adelantaba sus estudios y apoyaba a sus padres con su prospero consultorio, Nicolás Wilches Rozo vio que los más humildes carecían de los buenos servicios de salud que sí tenían las familias adineradas. No podía ser un Robin Hood y enriquecer a los pobres pero con la fuerza profesional y filantrópica de sus padres y con una inversión de ahorros podrían agrandar sus servicios y ofrecerle a sus clientes, humildes en su mayoría, servicios de calidad a precios cómodos. En ese momento fue cuando los Wilches, ya con otros hijos pequeños, iniciaron un equipo profesional que ha sido imparable.
En 1982 encontraron, en el mismo barrio Olaya, una pequeña propiedad que convirtieron en un instituto médico al que llamaron Virrey Solís, que tiempo después pasó a ser IPS. El objetivo principal de la familia Wilches se estaba cumpliendo: entregaban servicios médicos de alta calidad a bajo costo a pacientes particulares que no estaban afiliados al sistema de salud. El negocio fue próspero y cinco años más tarde, en 1987, fundaron otra IPS, el Centro Policlínico del Olaya, hoy en día uno de los centros médicos más importantes del sur de la ciudad. Aun cuando solo tenían una unidad de radiología, una sala de urgencias y cinco empleados les fue permitido funcionar como entidad prestadora de salud.
Mientras el Virrey Solís y el Policlínico crecían como empresa, en 1991 fundaron Salud Total, otra entidad prestadora de salud que abrieron en Bogotá y Manizales.
Cuando en 1993 la ley 100 que impulsó Álvaro Uribe cambio las reglas de juego en la salud de los colombianos, los Wilches lograron que Salud Total fuera autorizada para funcionar como Entidad Promotora de Salud (EPS) para manejar la prestación del Plan Obligatorio de Salud a los afiliados del régimen contributivo y sus dos IPS: Virrey Solís y el Policlínico del Olaya, fueron sus empresas estratégicas en el sur de la ciudad para quedarse con el control de la salud de gran parte de los bogotanos, ayudados por la concentración de la contratación entre el mismo grupo empresarial, hecho que investigó la procuraduría en 2013.
Fue la EPS Salud Total y el dinero de la salud que esta empresa ha movido la que le entregó el poder económico y en el sector a la familia Wilches, que ha también con su siempre calidad humana ha invertido parte de sus ganancias en proyectos filantrópicos. En 2010 doña Ligia Inés y su esposo aportaron importantes recursos económicos para crear una fundación Jardín Infantil llamada Funtalentum que ofrece servicios educativos, de salud, recreación y cuidado a niños humildes. La entidad también fue levantada en el barrio Olaya, el lugar donde comenzó el emporio de la familia Wilches.
La participación accionaria de Salud Total para 2013, que desde entonces es una sociedad anónima, estaba conformada por las IPS de su propiedad y por otro lado estaban en la lista la odontóloga Ligia Inés Rozo de Wilches, su esposo Nicolás Wilches Salinas, y sus hijos Nicolás, Elsa Patricia, Eliana Angélica y Eduardo. También para la fecha eran dueñas la esposa del fundador Nicolás Wilches Rozo, Luz Delhi Flórez, y sus dos hijas menores de edad, así como los otros nietos del matrimonio fundador.
Hoy día Salud Total tiene presencia en 18 ciudades de Colombia. Los poderosos Wilches, un apellido que no ha hecho mucho ruido, también son dueños de varias importantes clínicas privadas en el país, como Los Nogales, ubicada en el norte de Bogotá, entre muchas más.