El término latino (de latinus, "aquel o aquello que es natural de los pueblos que hablan lenguas derivadas del latín) tiene diversas acepciones que suelen prestarse a confusión. Latium, era una antigua región de la Italia central (hoy Lacio), que fue durante siglos la zona central del imperio romano* (27 a.C. - 476 d.C.), el más grande de la antigüedad y pieza clave en la configuración de la cultura occidental. Cuyo nombre designaba en el siglo V a. C. (según el historiador griego Antonio de Siracusa), la parte meridional de la actual región de Calabria (antiguo Brucio) habitada por los italiotas. Pueblos itálicos quienes a finales de ese siglo se expandieron por las regiones limítrofes del Piceno, del Samnio y de Campania, estableciendo una región histórico-geográfica constituida por la parte meridional del actual Lacio al sur del río Tiber (Regio prima, Latium et Campania).
Región que fue ocupada a partir del 2000 a. C. por una serie de pueblos migrantes de estirpe indoeuropea, etnia que fue el eje unificador y base civilizadora de comunidades unidas por una lengua y religión común, que se asentaron en la península itálica (en italiano «lo stivale», la bota): ligures, etruscos, sabinos, volscos, ecuos, ausonios, hérnicos y osco-umbros. En los que los distintos modos de contacto que se operaron, iniciaron el desarrollo durante la edad del hierro (siglo XII a VI a. C.) de los elementos suficientes para crear las imágenes físicas que favorecen la identificación de estos pueblos. Que al descender de un tronco común, dieron origen sucesivamente a pueblos que rigieron alternativamente gran parte de Eurasia a través del tiempo: hititas, medos, persas, arios, macedonios, y así mismo, a varios idiomas (celta, germánico, itálico, balto-eslavo, anatolio, griego, indo-iranio, armenio). El latín nació del itálico, idioma del cual también se derivaron otras lenguas: español, italiano, provenzal, francés, catalán, gallego y portugués. Español que una vez unificada la península ibérica (Castilla, Aragón y León), con el nombre de castellano fue la lengua oficial de España hasta 1925, año en que la Real Academia cambió su denominación por español.
Latín que fue la lengua del imperio romano y que denomina a las personas que hablan lenguas neolatinas o romances derivadas de este idioma, como el portugués, el español, el catalán, el francés, el italiano y que dejó huellas en idiomas no itálicos como el inglés. Y aún mucho tiempo después de que el latín se convirtiera en lengua muerta, permaneció siendo el idioma de la erudición, la medicina y la ciencia. Igualmente, fue el lenguaje unificador de la poderosa iglesia católica romana (del latín catholicos o universal); el sacro imperio romano-germánico que duró hasta el siglo diecinueve y dio inicio a la idea de una comunidad europea (liderada hoy por grandes rivales históricos: Alemania y Francia), debe su nombre al respeto que tenían principados y ducados europeos por la noción del poder romano; el título de autoridad rusa Zar y el alemán káiser, provienen de la palabra latina caesar (o césar); así mismo el nombre de la poderosa familia dinástica los Romanov, que gobernaron Rusia de 1613 a 1917, se refería a la Roma Imperial. Quedando presente por siempre el legado de la Roma Latina en todas las culturas.
Españoles que resultan hoy ser la población estudiada que más variantes presenta en su genoma, según las explicaciones que propone el estudio de ascendencia genética de la apariencia física de los humanos (Nature PLOS Genetics**), que quizás se deba a que la península ibérica ha sido siempre una zona de paso de muchos pueblos, desde el tiempo de los Fenicios. Latinos cuyo mestizaje igualmente se debe a la diversidad étnica de diferentes pueblos indoeuropeos, que invadieron y colonizaron territorios instalándose al sur de Europa y por las costas del mediterráneo durante siglos, también en países como Portugal, Francia, Bélgica, Rumania. Nativos originarios del continente europeo, como los celtas, romanos, germanos y griegos, que además se mezclaron con colonos de origen semita (Mesopotamia y Próximo Oriente) como los árabes, judíos, persas, bereberes y con algunos grupos ancestrales procedentes del norte de la India (ANI), indo- arios: asameses, bengalíes, punyabíes, kolis.
Los hispanohablantes de América somos latinoamericanos, debido a la confluencia de dos culturas: la cultura latina íntimamente relacionada con la provincia romana de Hispania (hoy España) y la americana indígena (maya, inca, nahua, quechua, taína, muisca, azteca, mapuche, entre las más destacadas). Proceso añadido al mestizaje criollo, que a principios de la conquista española por falta de mujeres blancas en América, propició las uniones de india y español. Que más tarde y en menor proporción se dio también con los negros africanos, donde el mestizo negro heredaba el apellido del amo y la esclavitud de la madre. Tipificando una gran cantidad de denominaciones según el grado de mestizaje, entre ellos: mulato, de negra y español; morisco, de mulata y español; cuatralbo o castizo, de mestiza y español; albino, de español y morisca; torna atrás, de albina y español; albarazado, manchado de blanco; cholo, hijo de dos mulatos; zambo, cruce de negros con mezcla de indios.
América Latina o Latinoamérica, que es un concepto étnico-geográfico aparecido en el siglo XIX para identificar una región del continente americano que fue colonizada por europeos, definiéndola como el conjunto de países donde tres lenguas romances o lenguas neolatinas —español, portugués y francés— son mayoritarias u oficiales. Concepto que ha sido cuestionado como eurocéntrico por diversos estudiosos y movimientos debido a la exclusión que el mismo hace de una gran cantidad de idiomas y pertenencias étnicas***, entre ellas las de los pueblos originarios y afroamericanos, mayoritarios en varios países y regiones de América. Siendo el uso de latino o hispano con connotaciones raciales incorrecto, ya que hay hispanos blancos, negros, asiáticos e indígenas, que no hablan mayoritariamente español, ni portugués y que no se consideran latinos.
Confundiendo de igual manera el término geográfico de América, que no se refiere a ningún país, sino al continente que se extiende desde el Ártico hasta Tierra del Fuego. Por esta razón, todo habitante de este continente es americano, palabra que no se debe usar únicamente para referirse a los estadounidenses. Como tampoco se debe emplear el término norteamericano para referirse a personas procedentes de los Estados Unidos, porque los canadienses y los mexicanos también son norteamericanos. Gobierno estadounidense que a partir de los años 70, incluyó a todos aquellos ciudadanos provenientes de los países hispanohablantes, en el grupo de los hispanos o latinos (con uso equivalente a mestizo). Existiendo desde entonces el acuerdo en que el concepto de latino hace referencia a una lengua y una cultura comunes en América Latina, incluyendo también a Brasil, mientras que lo hispano (del latín hispānus) se aplicaría a los países en los que se habla español.
Pese a ello, muchos en Estados Unidos aún creen, erróneamente, que se trata de una categoría étnica (?), haciendo una distinción entre blancos (white people, que la American Community Survey calcula en un 65 %), europeos mezclados con nativos (mixed-blood), negros (black o colored) y latinos (browns). Igual que hicieron hace más de un siglo con los inmigrantes irlandeses e italianos.
Notas al texto
(*) Expresión latina Imperium Romanum, que significa literalmente el dominio de los romanos y que abarcaba tres continentes: sur y oeste de Europa, el oeste de Asia y el norte de África (Britania, Galia, España, Suiza, sur del rio Danubio, Italia, Grecia, Turquía, Asia Menor y norte de África), desde el océano Atlántico al oeste hasta las orillas del mar Caspio, el mar Rojo, el golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas de las orillas de los ríos Rin y Danubio, y al norte la frontera con Caledonia (nombre latino de Escocia, parte de Britania al norte del muro de Adriano). Con superficie total estimada en 6,5 millones de kilómetros cuadrados, que en su apogeo y antes de la peste antonina (pandemia de viruela 165 a 180 d. C.) la población pudo alcanzar los 50 o 60 millones, con una densidad de 16 personas por kilómetro cuadrado. En la que cerca de la mitad de sus habitantes vivían en territorios europeos, pero las provincias más densamente pobladas eran Asia, Siria, Chipre y Cirenaica (en árabe برقة o Barqa, hoy Libia).
(**) Un dato curioso del estudio del genoma humano (Nature PLOS Genetics), es que en Estados Unidos entre 2000 y 2010, 2,5 millones de latinos (de una población de ese entonces de más de 60 millones o 18% del total), cambiaron de 'grupo étnico, pasando a incluirse en la categoría de blancos hispanos. Que en el censo de 2000 y posteriores encuestas del United States Census Bureau, los estadounidenses declararon pertenecer a alguno de seis grupos raciales: 1. Blancos, con orígenes en cualquiera de los pueblos de Europa, Oriente Medio o América. 2. Negros, pertenecientes a grupos raciales africanos. 3. Nativos Americanos, tribus de América del Norte, Central o del Sur que mantienen afiliación de comunidad. 4. Asiáticos, provenientes del Extremo oriente, Sureste y Sur de Asia. 5. Isleños, de los pueblos del Pacífico tales como Hawái, Guam. Samoa. 6. Multiracial, los que se inscriben como pertenecientes a dos o más etnias. Latinos, que al responder el formulario del censo, eligen entre las mismas categorías que el resto de los estadounidenses, incluyéndose en las cifras reportadas para cada grupo.
(***) Etnia, del griego clásico: έθνος ethnos, pueblo. Conjunto de personas que mantiene una creencia subjetiva en una procedencia común, que puede basarse en semejanzas de aspecto exterior, costumbres, idioma, religión o memoria de eventos históricos (como las migraciones). Poblaciones humanas que comparten unos mitos sobre su ascendencia, historia, cultura, que se asocian con un territorio específico y tienen en común un sentimiento de solidaridad.