Eran de esos días en los que tan solo pensaba que venían meses muy difíciles, y en los que no podía sacar de mi cabeza aquel virus que llegó en cuestión de minutos a nuestras vidas. Además, no sabía cómo iba a hacer la sociedad para enfrentar tan grave problema de salud. Era difícil considerar a los demás, tu familia y tú eran los únicos que importaban en ese momento.
Fue en el mes de marzo donde todo empezó a cambiar. Algo terrorífico había transformado nuestro modo de actuar y de vivir. Al pasar los días, me llenaba cada vez más de miedo, desconsuelo y angustia al reflexionar sobre cómo serían nuestras vidas. Tal vez en algún momento no lo podía creer, pues al incrementar a diario las cifras de contagio y de muerte mi corazón se llenada de dolor. Jamás imaginé vivir un hecho de estos, tan lamentable y tan poderoso.
Quizá en algún instante de mi vida escuché historias desgarradoras, pero nada como los casos reales de familias que habían sido afectadas por el COVID-19, y no por el contagio, sino por algo más de fondo, que tal vez muchas personas desconocen. Lo primero que consideré al enfrentarme a esta situación fue: "dónde quedan las promesas del gobierno" y "será que no se dan cuenta realmente de las vivencias de los más necesitados".
En Colombia habitan cientos de personas de bajos recursos, que durante la pandemia han tenido que vivir en malas condiciones. Por ejemplo, conocí casos de familias rurales que la pasaron muy mal, también de niños que pasaron de tener educación presencial con herramientas esenciales y ahora la veían difícil para poder estudiar.
Sin embargo, no queda más que saber sobrellevar esta crisis de pandemia, a pesar de que haya sido tan alarmante y tan desconsiderado el tema. No en vano los estudiantes y los maestros han tenido que reinventarse para poder lograr obtener educación, muchas veces sin luz, sin tecnología y sin un mecanismo de transporte para poder estudiar.
Así me quedaría hablando del tema, pero dejaré así, no sin antes decir que para mí fue una vivencia que realmente me marcó por completo. Es desgarrador ver personas tan de buen corazón y con ganas de salir adelante sufrir tanto, mientras tú no puedes hacer mucho por ellos.
Ha costado mucho enfrentar la pandemia... y así muchas personas no lo reconozcan, aún vive y perdurará por mucho más tiempo. Muchas cosas se extrañan y muchas personas se han ido de nuestro mundo sin la despedida que se merecen. El COVID-19 ha hecho historia y, para bien o para mal, dejará huella.
Lo ideal en estos momentos es cuidarnos como nunca, ser responsables de nuestros actos para ayudar a otros, poder compartir más en familia y valorar lo poco o mucho que tenemos. Estas son grandes enseñanzas que he aprendido durante tiempos de pandemia.
De verdad, deberíamos pensar en el ahora y atender todos los cuidados, mantener la tranquilidad, y orar por los que están luchando ante cualquier enfermedad. Realmente ha sido una experiencia muy difícil, pero que sin duda ha dejado claro que el verdadero valor lo llevamos cada uno como seres humanos.
