En Colombia, una parte de la educación pública está en concesión a entidades privadas, muchas de ellas de orientación religiosa. En la ciudad de Pasto, el Liceo José Félix Jiménez atiende en la jornada de la tarde a estudiantes a los que el Estado paga su educación y para los que contrata docentes oficiales.
Según datos del Ministerio de Educación, aparece esta jornada tarde como sector oficial, Código Dane 252001006656 y como rector el señor Fabio Gustavo Salazar Criollo. El colegio obedece la Obra Social El Carmen, organización religiosa fundada por un sacerdote antioqueño que le da el nombre al liceo.
Pues bien, el sacerdote José Félix Jiménez Gómez ha sido noticia entre los docentes del sector público por dos situaciones:
- Primero, por su oposición a los docentes que afirman que los estudiantes deben aprender a pensar, a ser críticos con la información y los hechos de la sociedad. Para el sacerdote marinillo es una aberración que los docentes no se limiten a enseñar fechas, nombres y datos y que, por el contrario, inviten a los estudiantes a pensar. En su opinión, tales docentes deben ser retirados. En una reunión de padres de familia les dirigió estas palabras que quedaron registradas en vídeo:
Yo no acepto que digan “queremos gente pensante y no obediente”. Aquí nosotros predicamos el evangelio, y el evangelio es obediencia. Jesucristo es un personaje que vino a enseñarnos obediencia. La primera frase que dijo cuando vino a la Tierra es “vine a obedecer” y la última: “he hecho todo lo que el padre mandó”. No acepto entonces que digan semejantes cosas los educadores a los niños en la Obra Social. La Obra Social es una obra para evangelizar y para promover. El que no esté de acuerdo con la obra no debe trabajar en la obra.
Estas palabras, más propias de la educación del siglo XIX, bien podrían pasar por alto de no ser porque los estudiantes de la jornada de la tarde de esa institución son pagados con recursos del Estado y los docentes que dan allí las clases son profesores contratados por el Estado a los que el sacerdote quiere limitar en su cátedra, olvidando además el principio de laicidad que debe imperar en la educación pública.
En la mentalidad del sacerdote no es posible enseñar sobre otras religiones, culturas y cosmovisiones. Nada de educación sexual, cuestionar el fundamentalismo religioso, mencionar las atrocidades de la inquisición o cuestionarse los problemas de la sociedad actual sin la lente del catecismo. Pretende además el sacerdote que se haga esto mientras el Estado gira fondos a la institución que lleva su nombre.
- Segundo, por los dineros que el Estado envía a la institución. Bien molesto se ha puesto el sacerdote porque el representante de los docentes al consejo directivo ha pedido cuentas por el destino de los dineros públicos que el gobierno ha girado a la jornada de la tarde, que es la que recibe jóvenes pagados con dineros públicos. “Los profesores que están pidiendo cuentas no tienen razón para pedirlas… Es la anarquía”, dice el director religioso.
Consultada una docente del sindicato de maestros, Marta Alfonso, dice que hay una lucha por los docentes por conocer con transparencia el uso y destino de los dineros de la concesión. “Lo de la libertad de cátedra es lo menos grave en el Liceo José Félix. En Pasto hay un manto sobre ese sacerdote que lo hace intocable”, afirmó. “Estamos esperando unas respuestas que ha interpuesto Simana (Sindicato de maestros de Nariño) porque hay indicios de que ni siquiera cumplen los requisitos para concesionar”.
Por último, al sacerdote Jiménez Gómez vale la pena presentarle otra cara de la educación. Y que mejor comenzar con el pedagogo Paulo Freire: "Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu; porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que vive el alfabetizado".