Había una vez un emperador, que se reeligió regalando dulces a los electores. Así expresaron los que abrían los ojos y analizaban la realidad de su imperio; avivatos, les cerraron los ojos a muchos ignorantes, mantenidos así mal educados, sobre todo en democracia, y en la forma de escoger a sus emperadores. Ese día se celebraba la independencia y llegaba al salón de las leyes un nuevo grupo de honorables ( ) congresistas y había que recibirlos e instalarlos.
Las monedas de oro ya no alcanzaban, pero se alquiló una alfombra roja de muchos metros; el emperador desfilo sonriente, seguido de algunos mermelados, cual loco que mostraba los dientes expresando que él, era el mejor emperador de todos los tiempos; una plebeya se acercó y lo besó; rápidamente y con disimulo que millones miraron, se limpió el cachete para no contaminarse; muchos recordaron que en su primera posesión dijo que su padre quien lo apoyo para ser emperador, era el mejor de todos los tiempos y había cambiado y dado riqueza y seguridad a su pueblo; hoy su opinión no era la misma y muchos lo acusaron de desleal y traidor; ese ex emperador estaba en el salón como congresista opositor. Cuentan que los emperadores de los otros imperios le hicieron la guerra electoral y lo trataron mal porque siendo ministro de guerra invadió y violó los espacios privados para perseguir bandidos; en las gentes quedaron muchas confusiones.
La cobardía de enfrentar un juicio internacional y su actitud de doble, lo obligaron a cambiar su forma de pensar; es por eso que los emperadores vecinos le enseñan a hacer otras cosas raras, que sus ancestros no practicaron y lloraban desde el otro mundo, porque él no se podía proclamar lo que no era.
En el recorrido, algunas ratas miraban desde sus ventanas de alcantarilla asombradas, aquella fanfarria y burla para los columbios. –Los críticos elogiaban a los payasos y les pedían disculpas, pues los comprometían insinuando que lo que se veía era una payasada; allí, se vio el irrespeto a los que el pueblo eligió; con esa actitud el emperador quiso pordebajear a los congresistas; por eso se demoró dos horas en llegar al salón; era suficiente para demostrarles que él era el que mandaba y ponía las condiciones si querían más mermeladas y dulces para sus electores. Los chulos parados en las esquinas de los edificios, esperaban el turno de lanzarse a comerse la carroña que quedaba de aquel espectáculo tan pobre.
Otros animales que salieron al paso como los sapos, grillos, mariposas y muchos más fueron aplastados por las botas de los que marchaban junto a él. El pueblo había bautizado a su emperador con el nombre de Juahmpa, no se sabía porque lo escribían con h pero así lo dejaron. Los congresistas convencidos de la excelencia que no existía en todos, pues muchos de ellos aún estaban investigados por pillos, tuvieron que escuchar discursillos mediocres iguales a muchos otros, sin interés para nadie. Solo se escuchó decir: -Es que aquí está la paz, porque la paz, y la paz y que viva la paz. En ese instante un chivito blanco representante del pueblo, entró al salón pregonando la paz; muchos vídeos existían como testigos por muchos años, durante los cuales nada pasó.
Detrás, un presentador de grandes programas de canciones le pasaba igual; el pueblo, recordaba que muchas veces dio la orden de paz en multitudinarias manifestaciones y nadie los escuchaba; por eso la gente en las calles expresaba que la paz esta viejita porque no llega, y nadie le da una mano limpia y sin mancha, y ahora como en todo, la quieren volver muy importante, pero llora porque no podrá llegar con tanta mentira y engaño a los incautos y mientras el pueblo sea pobre, aguante hambre, haya desplazados, presos inocentes, miles de desaparecidos y lobos en todas las esquinas esperando el mortecino.
-Que estupidez, decía el pueblo en las calles; los que miraban aquella locura que a nadie casi interesaba comentaban: – mientras los pueblos protestan por la falta de agua, de salud, educación, justicia, la falta de dinero en las arcas del imperio provocará más impuestos.
La falta de seguridad, más muertos y secuestrados, las calles de las grandes ciudades se llenaran de más huecos, los campos seguirán descuidados y sin programas; los niños y jóvenes se han vuelto un problema social, porque no tienen ayudas, ni justicia y las mismas leyes y los mismos gobernantes, los han vuelto terroristas y enemigos porque reclaman y dicen abiertamente que les paren bolas; ellos, son el futuro después de que todo este espectáculo tan pobre quede tras los años como recuerdo.
Las puertas del imperio fueron abiertas, para que los otros imperios entren con empresas que explotan los recursos más preciados de los columbios en muchos pueblos como el oro, el petróleo, las esmeraldas, muchos productos agrícolas y hasta el agua que falta en esos imperios, porque el emperador no pudo generar proyectos para la explotación con su pueblo. Las riquezas, son llevadas practicando y repitiendo las tumbadas de los que protagonizaron las conquistas; hoy, dejaran a los columbios sin agua, sin árboles, sin vida natural y los columbios ciegos eligiendo corruptos que solo piensan en llenar sus bolsillos como si Dios después de muertos los quisiera como socios.
Los grandes males que sobrevendrán a los columbios si no se ponen las pilas, volverán a pasar y volverán a implantar lo que en una época existió; la época del terror pero programada por sus propios hermanos de patria: “grillos y cadenas opresoras volverán para acabar con la felicidad que quieren los columbios”.
En esos momentos llegó corriendo al salón la que servía los tintos: -“¡señores el fantasma de un libertador está presente en este lugar: les mandó decir que sigan como van,vendiendo su conciencia, y de paso la de los pueblos del imperio y pronto se encontraran con una guerra civil nunca vista y ustedes serán los responsables!” Todos callaron y como siempre se voltearon a mirar los cínicos, que soltaron la carcajada, mientras los serios e inteligentes veían que el camino de los columbios era incierto, porque algunos dirigentes politiqueros congresistas ( ) no tenían cerebro, sino lo que una vez dijo un congresista: “una estiercolada” serían los responsables del holocausto que podría producirse con tanta falta de inteligencia, decencia y honestidad para gobernar los pueblos.