¿Cómo está padre?, soy guambiano y vengo del Cauca.
Me alegra mucho saludarlo, somos paisanos, yo nací en Popayán.
Ah, que bien, entonces por sus venas corre sangre indígena también.
Claro que sí, pero yo creo que por todos los que habitamos este país y Latinoamérica corre sangre de nuestros ancestros.
Pues si padre, pero a la gente le da pena, reniegan de su pasado y hasta nos miran de manera despectiva. Por eso nos tocó venir desde allá, aquí a Bogotá para que todos recuerden que también somos colombianos y merecemos atención.
¿Cuénteme amigo, es cierto que este tipo de protestas esta alentada por la subversión o por políticos?
Pues no es raro que en esta minga se metan de todos un poco. Pero ese es el problema de los que vivimos en el Cauca, vivimos entre fuegos de guerrilla, narcotraficantes y delincuencia de toda clase. Nuestros niños, nuestras mujeres y nosotros mismos queremos que nos respeten nuestra tierra, nuestra cultura y manera de pensar, al contrario, nos pisotean, asesinan a nuestros líderes y terminamos siendo los malos del paseo.
Lo entiendo, una cosa es vivir en la ciudad y opinar desde aquí, con toda clase de prejuicios e intereses y otra muy distinta es vivir estos conflictos que me cuenta en carne viva, día a día. ¿Pero dígame cómo podemos ayudarlos?
Gracias por preguntar. A lo largo de este caminar hasta Bogotá, la gente nos veía como bichos raros, como personas sin oficio que venían a poner problema a sus ciudades, a gastarles sus servicios y a incomodarlos empleando sus parques y plazas. Parecieran olvidarse que somos hermanos, que el sufrimiento de unos es preocupación y dolor de todos. Es que venimos en esta minga indígena a dialogar con el gobierno y a recordarle al País que también somos parte de Colombia. Además de su colaboración, apoyo y oraciones, también necesitamos que nos traten con respeto, como miembros de esta casa común en donde debe haber justicia y pan para todos.
Claro que si, hermano querido, cuente con mi apoyo y el de la Iglesia que nunca los abandona.
Gracias Padre lo sabemos, a nosotros nos tildan de comunistas y a ustedes cuando ayudan a los pobres también. Usted sabe que nosotros tenemos nuestras tradiciones ancestrales y también respetamos su Dios. Muchos de nuestras comunidades son bautizados en la fe católica.
A la Iglesia le importa la persona y cumplir con el mandato de Jesucristo de servir a todos sin ningún tipo de distinción. El trabajo para buscar la reconciliación y la paz, requiere evitar todo tipo de instrumentalización del evangelio, tenemos que aprender a ser de verdad hermanos y sobretodo cuidar a los más débiles y marginados.
Gracias por ayudarme y sobre todo por escucharme. Lo bendigo a usted y le deseo la paz.
Gracias Hermano.