El Bloque Norte fue, sin lugar a dudas, una de las estructuras paramilitares más importantes de Colombia, que operó a lo largo y ancho del Caribe colombiano. De hecho, es lo más cercano a lo que se conoce como el proyecto AUC.: Autodefensas Unidas de Colombia, fundado por la familia Castaño. Jorge 40 es por lo tanto, el más fiel representante de ese proyecto. Aquí una precisión para la historia:
Las AUC., fueron un intento, de alcance nacional, de articular varias estructuras a fin de llegar a una negociación conjunta y compacta entre el Estado y todas las estructuras que compartían ideología antisubversiva. Sin embargo, lo que se ha podido precisar es que el Estado Mayor Conjunto de las Autodefensas, pese a tener un respeto histórico y una supremacía sobre algunas estructuras, especialmente las asociadas a la Casa Castaño[1], no era la voz general ni superior, por lo que carecía del control y el respaldo total. (Dimas, 2010)
Esto básicamente lo que quiere decir es que no se puede hablar de AUC., en sentido genérico. Pero, bueno. Lo que nos interesa mirar en este escrito son las implicaciones, para el Magdalena, Santa Marta y el Caribe colombiano en su conjunto.
En el plano de lo jurídico: fue expulsado de la ley de Justicia y Paz, en donde no dijo mayor cosa; es decir: la mente criminal más grande que ha tenido el Caribe colombiano, guardó silencio y esto es gravísimo, porque una vez expulsado no puede volver –además que tampoco mostró interés en el mecanismo transicional-. Seguramente se hará una petición formal a la JEP (Justicia Especial para la Paz) pero en lo personal, dudo mucho que lo acepten porque no le creen. Jorge 40 tendrá que demostrar a la JEP., que tiene toda la voluntad de contar la verdad del paso del Bloque Norte y esto tiene otras implicaciones. Lo más seguro es que se pase a la justicia ordinaria y aquí no hay ni verdad, ni reparación, ni mecanismo de no repetición. No va a salir de la cárcel tan pronto, pero la cárcel no contiene ni reprime la violencia que puede ejercer una persona desde adentro hacia afuera.
La verdad que Jorge 40 le debe al Caribe colombiano es trascendental para voltear la página y avanzar. Es importante que nos diga qué pasó con las universidades públicas (no solo en la restricción del pensamiento) sino en los mecanismos de adoctrinamiento y los varios contratos que fueron a parar a cercanos del proyecto AUC., y hablo específicamente de las universidades de: el Cesar, La Guajira, Magdalena, Sucre, Córdoba y Atlántico. También es importante que nos diga qué relación tuvo, Fedegan, Funpazcor y otras fundaciones y asociaciones en el despojo de las tierras en estos departamentos, así como las multinacionales. Aquí, no solo Chiquita Brands tiene responsabilidad. También hay empresarios locales y nacionales.
El tema de mayor fortaleza ha sido la Parapolítica, pero siendo concretos, solo aplicó en un 70 % para el Magdalena. Nos falta un 30 %. En Paraeconomía tenemos un 20 % nos falta un 80 % y estos sin contar otros vínculos importantes como la salud y quienes se hicieron ricos creando clínicas y cuyos beneficiarios eran los paramilitares, enfermos o heridos en combates; incluso familiares de los combatientes. En Santa Marta tenemos varios casos de esos.
Le falta por contar a Jorge 40 un tema que he denominado “favores personales” y aquí entran hasta las iglesias. Es que también la idea de Dios se benefició con el paramilitarismo.
Pero, sin lugar a dudas, la verdad más incómoda, incluso para Jorge 40, será el capítulo: relación con el Estado. De esto sabemos muy poco. En el caso concreto del Caribe colombiano, los Falsos Positivos en la Sierra Nevada (Magdalena, La Guajira y Cesar) y quienes se beneficiaron con la venta y compra de elementos para la guerra. Aquí hay un problema gigante. La verdad acomodada; esto quiere decir que, hubo una verdad que quedó en manos de los mandos medios; verdad que fue moldeada y adecuada de acuerdo a intereses particulares y económicos. Por eso, se condenaron muy pocas personas y no de niveles altos de poder militar. Salvo el DAS. Jorge 40 nos tiene que contar su relación con el Batallón Córdova, la Popa y la Policía en el Magdalena y de cómo desplegaron fuerzas conjuntas; incluso con el Batallón los Guajiros en el Magdalena y porque cada vez que el Ejército Nacional o la Policía llamaba a calificar servicios a un oficial o suboficial, él lo premiaba con la comandancia de un grupo paramilitar.
Aquí hay un problema para Jorge 40. Si llegara a contar la verdad, que en efecto sería lo más digno, ya que su hijo tiene un cargo de importancia dentro de la Presidencia de la República y en favor de las víctimas, va a ver un desbalance en la información lo que llevará al Estado a un desgaste (el resultado de hacer las cosas mal hechas). En primer lugar sería revisar las sentencias con la información que “acomodaron” sus mandos medios para beneficiar a terceros y al contar la versión real de los hechos, esas sentencias tendrían que ser revisadas. Pagaron unos; se absolvieron a otros y unos más, siguen activos. El tema es que hasta qué punto los mandos medios y los posibles implicados van a permitir que Jorge 40 les desmonte la mentira. Ya no es el poderoso comandante del Bloque Norte y cualquiera, inclusive de sus mandos medios, puede asesinarlo porque no construyó lazos de lealtad sino lazos económicos y la plata, vence.
El otro tema son las víctimas que han esperado por años para saber qué pasó con sus seres queridos; si bien, se han dicho algunas verdades, hay otras que solo él tiene y también hay otras “acomodadas”: no se puede seguir jugando con la dignidad y el sentimiento de las víctimas de este pasado tan violento.
Jorge 40, tampoco la tiene fácil, cuando lo extraditaron algunos tenían cargos bajos; ahora tienen cargos muy altos y eso es un problema porque son “dignidades” que seguramente no querrán ser tocadas ni señaladas. Pero si queremos reconciliar al Madalena y al Caribe colombiano, no se puede seguir premiando la impunidad porque eso genera un desequilibrio. Que pague el que tenga que pagar porque no se puede avanzar en la construcción de un departamento justo cuando sus bases y fortalezas se sentaron en la sangre derramada, el sufrimiento, el despojo y oportunismo económico y político.
Seguramente vamos a seguir hablando de Jorge 40. Lo mantendremos en la memoria, así como la llegada de Hernán Giraldo y desde una plataforma de Derechos Humanos hacerle seguimiento. También escribiré una columna sobre la llegada de Miguel Ángel Mejía Múnera y sus implicaciones en Santa Marta. Es que ya está bueno que aquí maten magdalenenses, samarios, despojen tierras, desaparezcan personas y no pase nada. Si la intención es callarme pueden hacerlo, pero seguro a otros no. Basta ya, como dice el informe del Centro de Memoria, de tan infamia e injusticia para Santa Marta y el Magdalena.
Una nota final.
Jorge 40 llega a Colombia en medio de un proceso de activación del paramilitarismo. Casi todos sus mandos medios están en libertad y varios de ellos en Santa Marta, el Magdalena y el Caribe colombiano (y reactivados). Confío en que su hijo, Jorge Tovar Vélez, pase de la retórica a orientar a su papá y a devolverles a las víctimas la dignidad y la tranquilidad.
[1] La definición más exacta de la Casa Castaño, son las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá –Accu- Sin embargo, la Casa Castaño tenía bajo sus pilares el respeto de algunos históricos de las Autodefensas como en el caso de Ramón Isaza, por lo que era extensiva su relación.