Trump maltrató desde el primer día de su mandato a los latinoamericanos en EE. UU. Concentrándose en el tema de la migración; presionó a México para que detuviera el tránsito por su territorio de inmigrantes de Centroamérica, ofreció construir un muro en la frontera, eliminar los beneficios a los jóvenes que desde niños habían entrado ilegalmente y señaló a los migrantes una amenaza criminal y una competencia por puestos de trabajo, con lo cual satisfacía de paso a sus votantes blancos que están sufriendo desempleo. Esta política exacerbó la xenofobia, la discriminación y la situación desventajosa de la comunidad latina en EE. UU. que representa el 18 % de su población. Esta actitud estimuló la xenofobia general al igual como cuando habla del “virus chino” o cuando llamó a “volver a su país” a varias congresistas de origen extranjero que lo criticaron. Esta posición se ha visto acentuada en vísperas de las elecciones cuando se multiplican las deportaciones por “motivos de salud” e incluso insistió: "En vista del ataque del Enemigo Invisible, además de la necesidad de proteger el empleo de nuestros grandiosos ciudadanos estadounidenses, firmaré una orden ejecutiva para suspender temporalmente la inmigración hacia Estados Unidos".
En su relación con Latinoamérica, los temas de interés permanente han sido Cuba, restringió los viajes y las transferencias de dinero hacia la isla, canceló el permiso para que cruceros atraquen allí , entre muchas otras y aplicó nuevas sanciones a Venezuela continuando y profundizando las que ya había colocado Obama y, amenazando al gobierno de Maduro permanentemente con una intervención militar y un aislamiento diplomático, cosas que no ha podido concretar plenamente ni siquiera con la gira de Mike Pompeo por todos los países limítrofes con ese país de la cual no obtuvo ningún resultado más allá de la reiteración de que Brasil y Colombia continuaban firmes contra el gobierno venezolano, cosa que ya se sabía. En 2019 amenazó con recortar 450 millones de ayuda a Centroamérica, pero 6 meses después dijo que la restablecería ante la notoria disminución del flujo de migrantes.
Sin embargo al acercarse la fecha de elecciones del 3 de noviembre al tiempo que se multiplican las contradicciones internas de EE. UU. con un gobierno que atiza el racismo y la xenofobia, ha intentado presentar otra cara en sus relaciones con la región, tal vez con el ánimo de hacer creer a la comunidad latina que todo marcha bien con la región y socavar la influencia de los demócratas en esta importante minoría e intentar seducir a votantes latinos que le pueden ser vitales para su reelección especialmente en estados en los cuales la votación latina es importante como Florida y que están en disputa con Biden.
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El 60 % de los hispanos es de origen mexicano, por ello Trump se ha esmerado en una relación cordial con México
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Aunque no es despreciable el número de colombianos, venezolanos y centroamericanos, el 60 % de los hispanos es de origen mexicano, por ello se ha esmerado en mantener una relación cordial con México. A comienzos de julio del presente año recibió en la Casa Blanca a Andrés Manuel López Obrador quien dijo que tenía una buena relación con EE. UU., aunque mantiene con ese país numerosos litigios que van desde la búsqueda mexicana de soberanía energética hasta los procesos a varios expresidentes por corrupción. Trump anunció un camino hacia la ciudadanía de los dreamers, certificó al gobierno de El Salvador como cumplidor de los derechos humanos, se reunió con Iván Duque a quien pasó de recriminarle que no había hecho nada contra el narcotráfico a darle una certificación condicionada e intercambió elogios con Jair Bolsonaro, con quien lo hermana el autoritarismo y la xenofobia y pasó de lado el hecho de que Brasil no renovó las exenciones a la importación de etanol proveniente de EE. UU. que le significa a EE. UU. 750 millones de litros anuales.
Entre agravios y zanahorias está disputando los votos hispanos, que si bien no definen el resultado general, sí pueden inclinar la balanza, pues si bien en la disputa con Hillary solo obtuvo el 28 % de estos votos, llegar siquiera al 40 % de ellos y ganar Florida, pueden ser cartas a su favor.
Por su parte Biden que de entrada cuenta con mayor apoyo hispano, está más concentrado en ganar los votos de blancos que dieron a Trump la victoria en 2016 y sus propuestas gruesas hacia la región no tienen sustanciales diferencias con Trump salvo flexibilizar un poco el derecho a viajar a Cuba, dar el estatus de protección temporal a los venezolanos y la gaseosa idea de humanizar el trato a los migrantes, que contrasta con lo que fue su agresiva política de deportación durante el gobierno de Obama. Hasta el momento las encuestas en lugares clave están bastante parejas y unos pocos votos pueden marcar la diferencia y se radicalizan las contradicciones en un escenario en el cual Latinoamérica como un todo más que protagonista, puede ser una víctima.