Para el caso español, a Vicente del Bosque lo precedían triunfos como el Mundial Sudáfrica 2010, la Eurocopa 2012 y con un entorno favorable de manejar una era dorada de talentos como: Alonso, Iniesta, Casillas, Hernández, Ramos, Silva, Villa y Torres, entre otros.
Además de un juego de toque – toque vistoso que dejó una huella en el balónpie del planeta.
Pero con todos los triunfos y la gloria obtenida, para la cita 2014 se mantuvo el esquema y se le apostó a lo mismo, con futbolistas que venían de largas temporadas de desgaste físico y mental, que se vieron reflejadas en el bajo rendimiento con las derrotas ante Holanda por goleada y contra Chile.En resumen, si Del Bosque no hace una reingeniería al proceso, el necesitado recambio y no vivir del pasado, la Selección Española se vería inmersa en otro fracaso.
En cuanto al seleccionador uruguayo Óscar Washington Tabarez, un cuarto puesto en Sudáfrica 2010 y la Copa América 2011 fueron sus logros con la generación de Forlán, Cavani, Suárez, Lugano, Godín, Arévalo Ríos, Muslera, tan sólo por nombrar algunos deportistas. Pero para Tabárez lo realizado en 2011 y 2014 no pudo ser refrendado y tuvo su epílogo poco destacado en Brasil 2014 un onceno deslucido que mostró más garra que juego y que se destacó más por su rudeza. Es decir, de las virtudes pasadas muy poco quedó.
Chao Scolari
El proceso Scolari, es caso aparte. Los brasileros le apostaron a la fija y la renovación no surtió efecto. Se quedaron en la nostalgia del Scolari, campeón mundial de Corea - Japón 2012, acompañado de Parreira, campeón en Estados Unidos 1994.
Y como no todo lo fijo es seguro, pues vivir del pasado le costó a Brasil una de las mayores vergüenzas en un Mundial, en su casa, un 7 por 1 frente a Alemania, en una semifinal.
Un planteamiento fundamentado en la pierna fuerte que dejó con un negativo precedente de tener en sus líneas a Fernandinho, Luiz Gustavo y Paulinho, tridente de jugadores cuestionados por sus escasas habilidades y mala intensión. Y es que en un país de virtuosos es inconcebible que un resultado se base en defenderlo como sea y no con juego colectivo.
Esta salida en falso que le dio la vuelta al mundo, ocasionó la renuncia de Scolari con un lastre histórico en su hoja de vida, ser el DT de un equipo que protagonizó uno de los desastres más renombrados para los pentacampeones. Una nación en donde el fútbol es como una religión. Y para completar, un viejo conocido Dunga fue elegido en reemplazo de Scolari. Así es la apuesta para renovar.
Con todo lo anterior, la camiseta, la experiencia y la historia no siempre juegan, se requiere adaptación al cambio y no depender tanto de los ahorros.