Manejó durante buena parte de su vida una tractomula hasta que le llegó, hace diez años, la desgracia. Dos derrames lo imposibilitaron de seguir trabajando. Hace cuatro años los químicos de la fábrica de cemento para que le trabajaba le dañó también los pulmones. Don Víctor Escobar ya ni siquiera puede hablar. Don Víctor vive en Aguablanca, con su esposa, con su hijo y con su nieto. Hace dos años, cuando la enfermedad ya se hizo irreversible, pidió la muerte asistida.
Vicky Dávila en su espacio de Semana lo entrevistó: