A 44 días de las elecciones la muerte del cono del progresismo Ruth Bader Ginsburg altera tanto la campaña que atenúa el impacto de los 200.000 muertos provocados por el coronavirus y el colapso económico que acompaña a la pandemia.
El abrupto cambio de agenda beneficia al presidente Trump, que apunta a nominar al reemplazo de Ginsburg esta semana en tiempo récord. A la vez, Trump filtra el nombre de la joven juez ultraconservadora Amy Coney Barrett como favorita a la plaza vacante, una elección que tendría consecuencias como las que describe la profesora de derecho en la universidad California Irvine Michelle Goodwin.
“Esto decantaría al tribunal de un modo que veríamos hostilidad hacia el derecho al aborto al menos en las dos próximas generaciones”, explica.
También el futuro de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama quedaría seriamente comprometido si se ampliara la actual mayoría conservadora del tribunal. Por eso Trump presiona para un voto rápido en un Senado donde se puede permitir hasta tres deserciones en su partido y avanzar su propuesta. Y, de momento, sólo dos senadoras republicanas apuestan porque el sustituto de Ginsburg lo escoja quien gane las elecciones del 3 de noviembre.
“La batalla sólo está empezando”
Desde el sábado 19 de septiembre, los demócratas en el Senado de los EE.UU. se han reunido uno tras otro para prepararse para la batalla que se avecina. Y prometen hacer todo lo que esté en su poder para bloquear el nombramiento de un nuevo juez de la Corte Suprema antes de las elecciones presidenciales.
"Mitch McConnell [el líder de la mayoría del Senado Republicano] piensa que la batalla ya ha terminado", advierte la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren. "Sólo está empezando", asegura.
Por lo pronto, se movilizan a través de las redes sociales, en los medios de comunicación y a través de comunicados de prensa. La idea es imponer el debate para presionar a los republicanos, y animar a los votantes a hacer lo mismo.
Joe Biden, que estaba de viaje en Filadelfia, acusó una vez más al presidente de no respetar los últimos deseos de Ruth Bader Ginsburg, que esperaba no ser reemplazada antes de las elecciones presidenciales estadounidenses. El candidato demócrata calificó la decisión de Trump como "un abuso de poder" y "un ejercicio brutal del poder político".
Biden dijo que el nombramiento de un nuevo juez de la Corte Suprema podría sumir al país en una grave crisis constitucional mientras EE.UU. ya se enfrenta a un gran transe sanitario y económico.
Convencer a los republicanos recalcitrantes
Pero como los demócratas cuentan con que el resultado de una votación aún no está garantizado para los republicanos. Mientras dos de ellos ya han declarado oficialmente su oposición, otros, que hacen campaña para la reelección, temen que les cueste su mandato.
Es ahí donde los demócratas van a atacar primero: tratar de convencer a los republicanos reticentes de votar con ellos. También prometen utilizar todos los medios a su disposición para prolongar las audiencias.
En la mañana del domingo 20 de septiembre, el ex presidente Bill Clinton, que nombró a Ruth Bader Ginsburg, incluso aconsejó a los demócratas boicotear algunas de las audiencias. Y si todo esto no funciona y los republicanos fuerzan el nombramiento, los demócratas advierten: si logran tomar el control del Senado en las elecciones de noviembre y si Joe Biden es elegido, reformarán la Corte Suprema para aumentar el número de jueces y nombrar más jueces.