“China debe aceptar el hecho de que Taiwán es ya un país independiente” fue la primera declaración la presidenta de Taiwan, Tsai Ing-wen, en la posesión de su segundo mandato, el pasado 20 de mayo y fueron las palabras que volvió a repetir la semana pasada cuando aviones militares de China, al mando del presidente Xi Jinping, sobrevolaron la isla en hecho que Taiwan tomo como amenaza.
La presidenta de la isla –solo reconocida como estado independiente por 20 de los 193 miembros de la ONU, entre ellos Estados Unidos— ha tenido que sortear las provocaciones de la gigante China que busca el reintegro de Taiwan al sistema chino, del que se desligó al final de la Segunda Guerra Mundial.
Tsai Ing-wen, una mujer pequeña de estatura, y que ha sido aplaudida y criticada por daciones liberales, como la declaratoria de legalidad del matrimonio entre homosexuales, ha sido apodada La Dama de Jade, por su declarada admiración a Margaret Thatcher y Angela Merkel, mujeres de gran poder político y por su notoria fortaleza frente al presidente Xi Jinping, a quien dijo no temerle.
La menor de 11 hermanos de una familia tradicional del sur de Taiwán entró en la política en el año 2000, cuando fue nombrada ministra de Asuntos Continentales en el gobierno de Chen Shui-bian, pero su nombre empezó a sonar una década atrás, al ser una de las fichas principales de la negociación de la adhesión de Taiwán a la Organización Mundial del Comercio. Luego pasó al Consejo de Seguridad Nacional como asesora del ex presidente Lee Teng-hui.
Fue hasta el año 2004 cuando se afilió al Partido Democrático Progresista (PDP) de la coalición panverde y se postuló para el congreso. Su fama como parlamentarias ser alzó tanto que dos años después ya era la vicepresidenta del parlamento taiwanés, uno de los cargos de mayor poder político en la isla. En la calle coreaban su nombre para la presidencia.
Esta mujer de 1.64 mt de estatura, quien no se ha casado ni tiene hijos, por lo que ha sido tildada de lesbiana, es graduada en derecho en la Universidad Nacional de Taiwán, profesión que estructuró con maestría en la Universidad de Cornell y doctorado en Londres en 1984, en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas.
La presidencia de Chen Shui-bian, del Partido Democrático Progresista, para la que ella trabajó, le hizo daño. Su jefe, quien duró ocho años en el poder, dejó el cargo acusado de corrupción. En 2009 fue sentenciado a cadena perpetua pero un año más tarde le reducen la sentencia a 20 años.
Su primer intento de ser presidente, en 2012, no terminó bien. Pero retomó fuerzas y apoyada en su mayoría por colectivos de jóvenes universitarios, el 16 de enero de 2016 llegó al poder, siendo un día histórico para la solitaria Taiwan, por primera vez en la historia una mujer tomaba las riendas de la isla.
Ni el poder económico y militar de China ni el no ser reconocida como estado por la mayoría de países ha amilanado su presidencia. Sus declaraciones ante los acosos militares de Xi Jinping la han hecho más fuerte, al punto que fácilmente fue reelegida.
“no subestime la voluntad de Taiwán de defenderse y la determinación del pueblo taiwanés de salvaguardar su forma de vida libre y democrática”, fue el mensaje que le envió a China mostrando también que tiene como atacar: una flotilla de 200 cazas F-16 con los que cuenta hechos en Estados Unidos, país que la apoya política y militarmente.