¿Se seguirán normalizando este tipo de acciones en Colombia? ¿Cuánto más vamos a esperar para que esto acabe?
Las brutales imágenes y videos del día martes 8 de septiembre de Javier Humberto Ordóñez Bermúdez, un hombre de 43 años, padre y abogado grancolombiano, paraliza a todo un país, este hombre que no estaba rompiendo las leyes fue agredido por dos policías a las afueras de su casa donde se encontraba con sus amigos compartiendo unos tragos luego de meses de tanta soledad debido a la pandemia por el COVID-19 y, al final de toda esta película de terror, muere injustamente por las descargas eléctricas con una pistola táser y los golpes proporcionados.
El abuso de poder que hubo contra este hombre no tiene cómo justificarse, estos dos policías actuaron sin escrúpulos, ni límites, esto fue un asesinato y los únicos que lo llaman así son las personas que sienten este dolor, sin embargo, siguen pensando que vamos a pasar la página sin pedir justicia por algo que vuelve y abre las heridas de los colombianos y que dejan una marca para toda la vida.
No hubo un escarmiento con Dilan Cruz, un joven que también falleció en manos de las autoridades, ahora Javier Ordóñez, ¿quién más sigue en la lista?, nadie quiere seguir siendo una víctima, nadie quiere seguir pagando los platos rotos, ninguna madre quiere seguir sintiendo miedo al saber que un hijo puede que no regrese a su casa y menos por culpa de las personas en quienes confía que velan para que ese hijo, padre, esposo, etc, regrese a su hogar sano y salvo.
Este país se levanta todos los días con malas noticias en cualquier medio de comunicación, hoy, Colombia está de luto, no solo por la muerte de Javier Ordóñez, sino por todas las atrocidades, masacres, abusos de poder, violencia, muertes, guerras, injusticias, entre otras cosas que nuestro mal gobierno pasa desapercibidas y deja atrás sin hacer justicia ni sentar un precedente.
¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo seguiremos en esta guerra? Esta guerra injusta que arrebata vidas, vidas inocentes, llenas de sueños y futuros prometedores, vidas que importan para cada una de sus familias y que quedan destrozadas al ver cómo de la noche a la mañana un país sin cultura y lleno de odio, rencores e injusticias les arrebata un ser querido.