Quienes lean el título de esta columna pensarán que de repente el autor tiene alguna sobredosis de optimismo, una locura que raya con el realismo o, lo más preocupante, un delirio miope sobre la cruda y triste realidad que hoy no solo se percibe sino que se vive (presuntamente gracias a la crisis sanitaria derivada del coronavirus, y que no da pie para hallar algún o posible aspecto positivo, loable y rescatable de esta pandemia).
Pero, créanme, yo hasta pensaría lo mismo que esos posibles lectores, aunque en la realidad no soy conocido precisamente por ver la cara amable de la vida, más bien todo lo contrario. Sin embargo, como docente de historia que soy, considero que debemos como siempre escuchar y observar las dos versiones o caras de la moneda, dado a que hasta el momento nos han enseñado a concentrarnos y prestarle más atención a solo una (lo malo-negativo), sabiendo que de seguro hay posibilidad de mirar con otros ojos eso que poco es publicitado o comentado en el chascarrillo de la opinión pública, eso que podríamos denominar como los aprendizajes de esta coyuntura (lo bueno-positivo). Precisamente, a continuación trataré de desglosar diez lecciones y así evitar que la ansiedad, el estrés, la incertidumbre, la crisis y eso que llama Marta Nussbaum como la "monarquía del miedo" hagan de las suyas:
1. Prevención: no es de obviar que esta pandemia nos ha dejado como primera gran lección la importancia de estar preparados frente a esos imprevistos creados o no, que nos han quebrantado nuestros deficientes sistemas, principalmente el de la salud. Es claro que aquellos ciudadanos, gobiernos y Estados que han tenido como impronta y plan de trabajo, la prevención, han podido salir mejor librados y más rápido de las consecuencias generadas de este virus, como por ejemplo, Alemania, Japón y Corea del Sur.
2. El liderazgo: no cabe la menor duda que durante esta crisis pudimos comprobar de qué están hechos nuestros dirigentes políticos, y aquellos que tienen algún poder público. Es claro que una de las enseñanzas que nos ha conferido esta coyuntura ha sido la importancia precisamente de ver el talante, la capacidad, la humanidad, el liderazgo y la gestión hecha por esos que elegimos. Pero mi pregunta sería: ¿Resultamos defraudados?
3. La solidaridad y empatía: si usted ha pasado por toda esta crisis humanitaria global, ha visto las dañinas consecuencias sobre los más vulnerables de nuestra sociedad y no ha reflexionado sobre el valor de la solidaridad, la empatía y la reciprocidad, entonces quiere decir que usted pasó sin pena ni gloria esta inédita coyuntura mundial. ¿Se interesó o se ha interesado más por los demás durante esta pandemia?
4. Incapacidad del sistema: espero y aspiro que ante esta situación que estamos afrontando, también hayamos tenido tiempo de haber aprendido sobre este sistema que nos impera, ese que nos ha dicho siempre sálvense quien pueda, ese que premia al individualismo y que prefiere el capital por encima de la persona. Ojalá se hayan dado cuenta de lo obsoleto, perverso y desigual sistema que nos gobierna, y de su incapacidad para salvar la vida, sin antes haber pasado por el consumismo y la explotación del hombre por el hombre. ¿Salió a comprar en el día sin IVA?
5. Lo indispensable: si usted ahora valora y reconoce aún más la labor del personal de la salud, la de nuestros profesores, científicos, la de nuestros policías, la del personal de servicios de aseo, de seguridad, cajeros, entre otros, además del valor del cuidado de nuestra casa común, del valor y la importancia de las cosas simples y básicas de la supervivencia humana, como la salud, el trabajo, el techo, la alimentación y la familia, seguro en esta pandemia aprendió a valorar eso que llaman, lo indispensable. ¿Qué necesito para vivir?
6. Educación financiera: si por un lado aprendimos a ver con otros ojos ese sistema malévolo que nos dirige, y también por el otro aprendimos la responsabilidad y el cuidado de las finanzas, quiere decir que de aquí en adelante cada peso que tiene en su bolsillo será cuidado con más recelo, muchos dirán que se volvió tacaño, yo diría que se volvió consciente. Ahorren y no se endeuden decían las abuelas, ya sé porque lo decían.
7. La sociedad online: la virtualidad llegó para quedarse dicen por ahí, aunque esa misma necesita de una sociedad capacitada, con acceso a internet y equipos. Definitivamente esta pandemia a algunos nos enseñó que la virtualidad no es un solo juego de redes sociales, sino que va mucho más allá. Creíamos que no la sabíamos todas, pero la realidad es otra. Esta virtualidad obligatoria que nos llevó la pandemia nos deja muchas lecciones, pasando por ver aún más su necesidad, hasta por evidenciar las brechas y desigualdades en el acceso a esta en nuestro país. A todos se nos dañó la cámara, se nos fue el sonido y se nos fue el internet. Atrápelo.
8. La salud mental: tendrán mucho más trabajo de aquí en adelante los profesionales de la salud mental. Esta pandemia de igual forma nos deja como lección y enseñanza la valía de reconocer y rescatar eso que en ocasiones se oculta, se avergüenza o se esconde de la opinión pública, eso que llaman la salud mental. Es claro que antes, durante y después de esta crisis sanitaria la salud mental es y será de gran importancia, ya que la ansiedad, el estrés, la depresión, y todos y cada uno de esos monstruos tratará a como dé lugar de ahondar en la intranquilidad y socavar la calidad de vida de muchos que no solo les afectó el bolsillo, sino también su cabeza en esta dura realidad.
9. Las emociones: si bien el ser humano es un manojo de necesarias y en ocasiones justas emociones, durante esta pandemia, el miedo, la incertidumbre, la tristeza, la impaciencia, la rabia, la ira, el pánico entre otras, tuvieron más trabajo. Sin embargo nos pudimos dar cuenta de su importancia, de su valor, de su influencia en la toma de decisiones. Todas las emociones sean buenas o no, como decía M. Nussbaum en su obra La monarquía del miedo (2019) son necesarias y son la reacción del cuidado y del amor propio y por los demás. En esta pandemia debimos aprender a reconocerlas en su integridad y lo más importante a tratar a pesar de todo a controlarlas, y tener una "visión imaginativa" de estas.
10. Fake news: es un cóctel muy peligroso las noticias falsas, las emociones inestables y la incapacidad de discernimiento de la información por parte del receptor de la comunicación. El coronavirus ha tenido mucha publicidad desde hace más de cinco meses, motivo para que esos equívocos emisores de la "información", la "comunicación" y de la "libre expresión" hagan eco y de las suyas con sus estrategias de engaño, de odio y de desinformación. Esta pandemia nos lleva y llevó a aprender a ser consumidores, lectores y receptores más responsables y prudentes con esa maraña de supuesta información que recibimos diariamente.