Una de las cosas que quisiera reconocer al presente presidente de la república (no doy ni para escribir su nombre, parece falso) es poder haberle brindado el ejemplo a la mayoría de los jóvenes del país sobre lo que trata realmente la educación y el éxito.
La educación no es estrategia y el éxito no es reconocimiento. La educación no es un título ni el éxito, una posición. La educación no es un privilegio, tampoco es la capacidad de manejar un discurso. El éxito no es una bonita corbata, ni salir en televisión (ni tener tu propio programa). El conocimiento que se utiliza para manipular solo es desconocimiento del verdadero objetivo del saber.
Una universidad no nos puede educar tanto como lo puede hacer la vida y el ser consciente de ella, como también lo puede hacer el reconocer los errores y el fracaso, y otorgarles coherencia a nuestros actos. La integridad no tiene nada que ver con defender lo indefendible, porque va más allá de querer tener la razón.
Educación es lo contrario de querer dejar de ser ignorante y va más allá de saber muchas cosas o creer saberlas, la persona que se dedica a educarse no ignora que siempre estará ignorando algo. El éxito no es aprobación (tampoco comprar la aprobación de los demás), lo digo porque, así como se pudo imponer un gobierno en contra de la voluntad del pueblo, también existe esa falsa ilusión en la sociedad de sentirme valorado ostentando algo que no soy.
Digamos que la educación y el éxito tienen algo más que ver que disfrutar de una realidad, por más película de Hollywood que parezca, donde el protagonista tiene fácil acceso a la información y puede mezclarse aparatosamente en los hechos, como nos han hecho creer que así es que se ve una persona triunfante, una que sale en los medios y le aplauden. El personaje que les menciono es un ejemplo en contra, porque de nada sirve todo esto si tu vida es una mentira, así seas el “presidente de la república”.
La educación y el éxito no se pueden comprar, porque no solo son poses, logros y conocimientos; significa estar despierto, ser consciente y estar tranquilo contigo mismo porque estás haciendo lo correcto. Nos la puede representar alguien que está completamente dormido, casi muerto.
