Cada argentino estaba seguro que la Copa sería suya, y cómo no, si tienen a Messi que ahora a la FIFA se le ocurrió decir que fue el mejor del Mundial. Cómo se nota que durante los partidos estaban contando los billetes y no pudieron ver a James brillar y deslumbrar. Incluso los mismos argentinos miraron ese premio con incomodidad y desconfianza. ¿Messi? ¿El mejor de la Copa? Maradona dijo que ese premio se lo merecía James. Pero ¿Messi el mejor de Argentina? Si acaso Macherano o Higuaín, pero de Messi invisible nadie habló en este país durante el mundial, los memes, los comentarios, los agradecimientos, los canticos, los chistes, la admiración y todo lo positivo en la hinchada argentina se lo llevó Macherano, que jugó incluso con el ano desgarrado.
El caso es que Argentina no perdió la copa, a ellos se la robaron. Están seguros que este árbitro sí estaba comprado y no ninguno de los anteriores. Pero todos sabemos que esas derrotas nunca son reconocidas, el amor por nuestro país y por el equipo que nos representa siempre nos hará ver como un robo el triunfo de los demás equipos. Los colombianos decimos que nos robaron en el partido con Brasil al igual que todos, o casi todos, los equipos que jugaron y los hinchas que miramos y sentíamos que nuestro equipo era mejor que aquel que ganó. Pero como dijo un sabio, esto es fútbol, ganas o pierdes. Nada más importa. Hoy todos se lamentan, afirman que el árbitro estaba comprado y que el rodillazo del arquero alemán a Higuaín era penalti. “Era penalti” Hoy he escuchado esa frase casi dos millones de veces. Y sí, era penalti. Los argentinos amanecieron nostálgicos y cómo no estarlo, les robaron la Copa.
De lo otro que están seguros los argentinos es que el mundo entero está feliz porque perdieron. Creen que hay un acuerdo generalizado que hicimos todos los países a sus espaldas para alegrarnos por el fracaso de la albiceleste. Lo cierto es que muchos extranjeros que vivimos en Buenos Aires apoyamos en secreto a los rivales de Argentina, no porque tuviéramos algo en contra de la Selección, en contra del Messi invisible, o en contra del país. Desconozco los motivos de los demás, por mi parte no quería ver a Argentina ganar para no tener que aguantarme la celebración que pisotearía verbalmente la imagen de un país hermano. Porque a “Brasil, decime que se siente tener en casa a tu papá” le tenían preparada acá en Argentina otra estrofa con la humillación de ganarles en su casa la Copa.
Al final dudé y me entraron las ganas de saber cómo se siente estar en un país que sale campeón de la Copa del Mundo, vivir esa fiesta, ver los ojos de las personas, las sonrisas de los niños, los abrazos, los besos, las calles llenas, las risas, las canciones de alegría, el llanto. Habrá que esperar a Rusia y preguntarle antes a Blatter qué país va a ganar, así no me equivoco y vivo la fiesta.