En cuanto el presidente Duque anunció que el aislamiento se extendería por un mes más (has el 1° de septiembre), de inmediato, eso sí a la distancia, se vieron caras largas, se oyeron madrazos y se sintieron golpes de mesa en todo el país. Y la reacción fue la misma en todos esos diferentes lugares del territorio colombiano: querer salir a marchar y protestar.
Allí se gesta el clásico caldo de cultivo para que, en medio de muchas de esas marchas comprensibles, estén los infiltrados que hacen que estas desemboquen en violencia, vandalismo, destrucción de la propiedad pública y privada, incendios, heridos y hasta muertos.
Ya en Medellín preparan una monumental marcha para el 4 de agosto. Sin embargo, con el anuncio presidencial del nuevo aislamiento, dentro del estado de emergencia decretado hasta el 30 de agosto, los marchantes no podrán salir a las calles sin esperar (por la situación) una fortísima contrarreacción y represión de la fuerza pública, que en este caso incluye la presencia armada del Ejército.
Por eso esperarán… esperarán con rabia contenida, como una olla exprés a punto de estallar y en un mes (si no antes) saldrán a las calles. Unos hastiados por el hambre; otros, por el desempleo; otros, por la quiebra de sus negocios o microempresas; otros motivados por las fuerzas políticas de la oposición comandadas por Petro; y todos, absolutamente todos, contra el presidente Duque y su gobierno y su incapacidad demostrada para manejar la pandemia.
Colombia ya está entre los cinco países del mundo entero que más larga e ineficaz cuarentena ha impuesto. Sin contar con que sus consecuentes pérdidas, en todos los niveles, son dramáticas; y que el porvenir económico es tan tétrico como otro murciélago… Así que ya están avisados, señores del gobierno, la gente “con cuchillo entre los dientes” va a salir a protestar con más rabia que nunca, ni lo duden por un momento.
Además, si bien es cierto que mucha gente irresponsable tiene que ver con la escalada de contagios y de muertes, no se puede negar que a ustedes, señores del gobierno, les faltó “mano de hierro” para meter en cintura a esos personajes, aunque muchos de ellos, fuera de sus familiares y amigos, ya están cremados.
En esa misma línea ustedes, señores del gobierno, por su mezquindad, sus intereses políticos y económicos, son responsables de haberle cerrado las puertas a la ayuda que en equipos de UCI, laboratorios y médicos especialistas muchos ofrecían. A la larga, no importaba de donde vinieran, ya que seguramente cualquier apoyo extra habría ayudado para que Colombia ya hubiera alcanzado su famoso pico y aplanado la curva, empezando el descenso a una situación que ahí sí, ya con materia prima y científica exclusivamente nacional, fuera manejada, permitiendo la apertura económica, laboral, estudiantil, etc.
Ahora aténgase a las consecuencias, que bien merecidas tienen, por haber sido un gobierno completamente inútil e ineficaz. Apenas pase este nuevo confinamiento, si no antes, la gente va a salir a las calles y no con buenas intenciones.
