Cuando se descuida el trabajo en divisiones inferiores, no se pueden esperar altos logros deportivos en los seleccionados de mayores.
Los torcedores brasileros no ocultaron su tristeza ante la decepcionante participación de su selección en la Copa Mundo 2014: Tres pálidos encuentros en primera ronda, en los que con algunas ayudas arbitrales logró ganar a Croacia 3-1, empatar 0-0 con México y derrotar ampliamente a un débil Camerún. En octavos de final estuvo a un centímetro de ser derrotado por Chile en el alargue, tras el remate de Mauricio Pinilla en el horizontal. Y luego el conocido y comentado juego con arbitraje discutido frente a los colombianos en cuartos de final, en el que se impusieron por 2-1. La crisis futbolística se ahondó con el 1-7 frente a los alemanes en semifinales y la pérdida del tercer lugar 0-3 en contra de los holandeses.
Pero los bajos resultados deportivos de la verde amarela no son producto del azar o de la suerte. Hay que recordar que desde el mundial del año 2002 en Corea-Japón, Brasil,bajo la égida de quien es hoy su seleccionador, Luis Felipe Scolari, y su comité técnico, entre los que se encuentran Carlos Alberto Parreira y Mario Lobo Zagallo, decidieron cambiar el estilo que hasta ese momento los había proclamado como los mejores del mundo. Aun así, ese mismo año lograron en el continente asiático coronarse como pentacampeones de la mano de Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho, entre otros.
Los entrenadores que dirigen los procesos de formación, decidieron abolir del fútbol brasilero a los volantes conductores, para fortalecer los extremos. Si recordamos las selecciones brasileras de otros tiempos, vamos a encontrar grandes jugadores destacados en esta posición, Pelé, Zico, Sócrates, Branco, Rivaldo, Ronaldinho, Kaká. Pero según los formadores, el fútbol moderno exigía jugadores con una disciplina táctica fortalecida y una condición física en un nivel más desarrollado, por lo que no solo en las selección de mayores se comenzó a dejar de lado a los jugadores de estas características, sino que en las divisiones menores se les trabajó para que fueran más a la banda o a la proximidad del área rival.
Mientras que los brasileros trataban de restar importancia a los volantes conductores, las otras selecciones y clubes grandes del mundo buscaban la forma de fortalecer su juego interior, por lo que hoy por hoy son figuras de talla mundial jugadores como Khedira, Kroos, Schweinsteiger, Özil, Xabi Alonso, James Rodríguez, entre otros.
A este fenómeno se le suman algunas otras circunstancias, como la venta de los jugadores a temprana edad, lo que impide realizar un proceso deportivo sólido y estable que permita la consolidación de los deportistas antes de ser transferidos. Además, si evaluamos las participaciones brasileras en los últimos campeonatos suramericanos sub-15, sub-17 y sub-20, han perdido el protagonismo de otras épocas, lo que nos lleva a inferir que luego de que los deportistas actuales cumplan su ciclo habrá poco recambio para las selecciones mayores del futuro.
Observando la selección de hoy, podríamos decir que Brasil cuenta con tres figuras relevantes para el 2018, David Luiz, Thiago Silva y Neymar. Deberían entonces buscar los acompañantes para estos tres cracks. Pero mirando el abanico de posibilidades, y según los datos antes expuestos, los amantes del "Jogo bonito" nos encontramos hoy con la desagradable noticia de que la debacle del fútbol brasilero apenas comienza.
