GAZA
La ONU llega tarde. Las bombas llegan temprano.
El fin del mundo transmitido por televisión. Nos conmueven las lágrimas de un niño en un estadio viendo a su equipo perder y casi lloramos con él. Y las llamas se extienden al otro lado del mundo. Esas lágrimas nunca las ves en directo, solo el estallido. En toda guerra el dolor está a ambos lados de una misma frontera.
BRASIL
Cuando el balón queda en el fondo de una red. Y esa red es la pesca de otro
Ya han pasado los ánimos de revancha deportiva (casi sentimiento de venganza) con que se celebraban aquí los goles de Alemania contra Brasil. Ya han sumado diez goles en contra en dos partidos luego de encontrarse para intentar un tercer lugar y debieron conformarse con el cuarto. Brasil tenía todo para ser campeón mundial, todo, menos fútbol.
Vergonha dicen los diarios.
Es como haber vivido la caída de las torres gemelas por segunda vez.
Tristeza não tem fim. Felicidade sim.
La tristeza no tiene fin, la felicidad sí. Eso cantaron los brasileños en su propio estadio.
Entonces pienso en ese país gigante en inequidades y descontentos que es Brasil y el ánimo de protestas que dormían bajo el bálsamo, casi sedante, que resulta ser un seleccionado en el mundial —ya sabemos qué es eso— y que justo a esta hora está por despertar. Entonces pienso en las grietas que quedan expuestas como heridas cuando esa ilusión no está. En este momento deseo paz y tranquilidad a esas calles, que después de la tristeza y la frustración no las ocupe el enojo y la violencia con un río que desborde después del reclamo que un gobierno no escucha. Vienen días difíciles en la casa del vecino. Ojalá Brasil no duerma esta noche en una cama en llamas.
POLMACARNI CANTA A JOHN LENNON
Paul McCartney tuvo un dúo creativo inolvidable. Hoy canta a esa ausencia.
Mi canción favorita de New —el más reciente disco del siempre exbeatle Paul McCartney—es esta balada que despierta mi lágrima pronta: Early Days. Allí Paul le escribe al fantasma de John sobre esos años en que la fama era un sueño lejano, no el recuerdo cercano con que se acuesta cada noche. Si Marc Chapman no hubiera esperado con sus balas afuera del edificio Dakota en el Central Park de New York esta canción sería un dueto.
El director del video, Vincent Haycock, ha decidido relatar la historia que cuenta la canción con una hermosa metáfora de dos chicos, aspirantes a músicos, en el sur de Estados Unidos en los años cincuenta. En esa mirada de dos jóvenes negros con sus guitarras están los ojos John Lennon y Paul McCartney. Lo suyo es una historia que cambió el mundo. Literalmente.
Polmacarni lo sabe.
