Parece ser que nuestra sociedad tiene estados de ánimo y de memoria que van y viene como las olas del mar, una montaña rusa de emociones, trepamos a lo más alto para lanzarnos en una caída estrepitosa e incierta, solo por el placer de disfrutar del vértigo y de la sensación efímera de que no hay más nada después; de que solo importa el momento de éxtasis; cerrar los ojos y llevar la moneda para Caronte. Somos niños dispersos y distraídos o cachorros a los que engañan lanzado la pelota que siempre quedó en la mano del amo, enamorados de quimeras y creyentes de promesas de cumbiamberas.
Existe un gran telón, un biombo entre lo que creemos que es la realidad y los que realmente es, pensamos que elegimos y al girar encontramos que ya habían dispuesto las opciones que teníamos para elegir y así cualquiera significaba lo mismo, ese precioso telón de nuestra sociedad determinada se decora con situaciones realmente estremecedoras y obnubilantes de las cuales solo salimos cuando el verdadero propósito ya es inevitable.
Con ansias la gran mayoría esperamos alegrías colectivas causadas por el deporte, por los artistas y por los escritores, pero nos resignamos a la triste suerte política; a escoger el menos malo; al que robe menos o al que mate menos; la historia de esta vez la protagonizo la muy buena Selección de Fútbol, haciendo una campaña sin precedentes en un mundial, destronando el mítico empate con Alemania en el 90, avanzó con buen fútbol hasta donde pudo, regresaron coronados de fama y agradecimiento, recibidos por un pueblo necesitado de líderes positivos; inmediatamente surgió la preocupación ¿Se va Pékerman? Y tildado de clamor nacional por varios medios se elevó la petición de hacer lo que fuese necesario para mantener los servicios del buen entrenador y sus colaboradores, hacer lo que fuese necesario significa dinero y en sumas no despreciables, se estima que para la renovación del contrato el incremento puede ser del doble del monto actual o quizá un poco más.
Los gastos de ese cuerpo técnico (solo salarios) oscilan entre los 14 mil millones de pesos desde enero de 2012 a la fecha, sin contar los premios por el mundial, según el diario El Tiempo en su artículo Así va la “reelección de Pekérman” del 7 de julio de 2014; así las cosas no es muy difícil calcular por cuanto podría ser el nuevo arreglo contractual del técnico argentino, a lo que hay que sumar los gastos de especificaciones técnicas, medicas, científicas y logísticas que implica tener una selección de gran nivel.
La otra cara de la moneda apareció en el diario El Espectador el día 3 de julio del presente, un día antes del partido contra Brasil, “Gobierno recorta presupuesto de Colciencias”, para 2015 la inversión será de $289.000 millones, es decir $125.000 millones menos de lo asignado para 2014. El profesor Kalmanovitz en su columna La Financiación de la Ciencia del 6 de julio en El Espectador estima que el recorte es de 170.000 millones, también señala el profesor que: “El país que más invierte en Europa es Alemania, que es el que mejor ha resistido la crisis que embarca la Comunidad Europea: su creciente productividad e innovaciones industriales la hacen particularmente competitiva. La productividad de Colombia es, por el contrario, decreciente.” es decir, no producimos conocimiento científico en una cantidad relevante y por tanto no se ve reflejado en patentes, en buen español: si ocurriese una evento tal que solo dejase a los colombianos en la faz de la tierra volveríamos a la piedra y el palo.
Como a quien le dan un somnífero, en este caso amarillo, azul y rojo, dormimos en el sopor de los goles, los gritos y las alegrías que pasan dejándonos solo buenos recuerdos e índices más altos de consumo de alcohol, no se evidencian las muestras de indignación, no hay preocupación, no pasa nada en una sociedad a la que le coartan su progreso, pero que vive feliz en el circo de sus miserias. Parece ser que nos interesa muy poco nuestro futuro o el de las próximas generaciones, pero si estamos absolutamente comprometidos con el disfrute inmediato, siendo cómplices de los expertos del telón, como en la novela de Cornell Woolrich, Waltz into Darkness, tomamos el raticida en el café, vemos a Julie a los ojos, sabemos que nos envenena, pero no podemos vivir sin el encanto de sus mirada.
El ideal es disfrutar del esperado mundial, de todos los triunfos deportivos y culturales e indignarnos y despertar cuando aspectos tan fundamentales de nuestra sociedad son violentados hasta tocar su médula y amenazar su existencia, hoy más que nunca tenemos la necesidad de construir un país serio donde todas las expresiones de nuestra realización como colectivo puedan tener un desarrollo, un país serio que priorice con criterios racionales, un país de menos nefelibatas.
