La ruta del los pueblos hermanos Caquetá y Meta un solo sentir.
¡Porque vivimos en el paraíso y no lo creemos!
Mi familia una vez habitó estas tierras: mi abuelo Antonio José Rubio, antioqueño de pura cepa, huyendo de la violencia que azotaba los campos en los años 50 entre liberales y conservadores, decidió con un grupo de amigos adentrase en estas tierras para entonces vírgenes y casi inexploradas para buscar un mejor hogar, un mejor futuro, y se encontraron con este hermoso paraíso donde hicieron su asentamiento y con el tiempo echaron raíces.
Me cuentan mis tíos y mi madre, que era el mejor lugar para vivir, lleno de árboles y animales hermosos y hasta un tigrecito pudieron tener. Tenían tan buena vida que nunca fueron tan felices como en aquellos días y aún con nostalgia hasta se les aguan los ojos cuando cuentan las historias de la Macarena.
Un día llegaron unos hombres fuertemente armados hablando en lengua extranjera y le dijeron a mi abuelo que se fuera con toda su familia o los mataban a todos. Mi abuelo con 65 años enseñado a la vida del campo y de la selva, se fue a Bogotá con sus ocho hijos y lo de mayor valor.
Mi abuela no aguantó, se regresó con un par de sus hijos, porque prefería morir, a vivir en tremenda tristeza, pues ella si había nacido allí.
Por otro lado, mi abuelo en la selva de cemento la vio dura, sobrevivió y pudo sacar a sus hijos adelante, trabajando como maestro de construcción o como dicen en la rusa; murió a sus 85 años soñando y añorando regresar a su finquita.
Siempre ha sido un gran sueño, pero también un gran temor para mi visitar estas tierras donde se que existen mis raíces.
Llegamos a san Vicente del Caguan y nos encontramos con el equipo de legionarios anfitriones y poco a poco fueron llegando las regionales; legionarios de todas las regiones, de todos los colores y sabores, llenos de saberes y con muchas ganas de esta gran proeza; de este viaje a pie por nuestra Colombia olvidada y estigmatizada por los desplazamientos y las muertes por parte de grupos armados. Es tan poco lo que conocemos sobre este lugar, solo lo que escuchamos y vemos en la televisión que no es nada bueno.
Hoy nos reunimos en una gran actividad en el Laguito de San Vicente del Caguan, donde participaron alrededor de 600 personas, presentamos un bufet de lenguajes alternativos, donde tuvimos presentaciones de danzas, teatro, mimo, clown, acrobacias, circo, música folclórica de diversas regiones del país, la comunidad se la gozo, fueron alrededor de cuatro horas de continuos lenguajes alternativos.
Nos quedamos en el seminario Juan Pablo II de San Vicente del Caguan y esta comunidad religiosa nos brindó mucho afecto. Es un lugar grande, tranquilo, y los anfitriones son dos padres con muy buena energía que nos han tratado muy bien. La alimentación fue un gran esfuerzo que se hizo por parte de los legionarios anfitriones, quienes consiguieron por transversalidad que la comunidad con nos brindaran la comida y el hospedaje, y no solo aquí, si no en todas las comunidades que vamos a visitar en estos días pues nuestro deseo y el de todos es poder llegar hasta el pueblo de la Macarena en pleno corazón de la serranía.
El 03 de julio salimos alrededor de 200 legionarios de todo el territorio colombiano desde el hermoso pueblo de San Vicente del Caguan para adéntranos en estos territorios tan olvidados y llegamos a la comunidad de Los Posos para compartir una tarde linda con mucha alegría.
Pasamos por varias comunidades en estos días llenos de alegría en este viaje tan increíble lleno de emoción. Muy de madrugada salimos de La Y hacia La Macarena, con un paisaje de ensueño, siento emoción al acercarnos cada vez más, la comunidad nos esperó con mucha felicidad, desayunamos y salimos en un gran carrusel de la alegría por las calles que vieron a mi familia crecer, llegamos al polideportivo donde nos esperaban con una calle de honor con sus trajes típicos de joropo, me siento en estos momento como en mi casa es una sensación extraña y visceral.
La actividad estuvo muy bonita, a pesar del cansancio del equipo legionario, pues nos levantamos a las 2:30 am, la actitud del público me dejo más enamorado de esta comunidad tan linda, me puse a charlar con Don Gerardo Cruz, uno de los primeros habitantes y fundadores de este hermoso lugar llamado La Macarena y cuando le mencione que si había conocido a mi abuelo Antonio José Rubio, se emocionó y me contó que fueron grandes amigos, me contó algunas de sus anécdotas de la vida en la macarena en aquel tiempo y me invitó para que lo visitara en su casa y presentarme a su familia. Coincidencialmente el domingo 06 de julio era el cumpleaños del pueblo es el cumpleaños del pueblo.