La disponibilidad de la ciudad para el juego, la práctica de la actividad física, la competencia y el torneo han sido aspectos centrales en las políticas deportivas; en esto los espacios públicos como los parques son fundamentales no obstante la pandemia. Analizar la inversión en los espacios físicos, en moverse y en jugar podría dar luces sobre el peso de las políticas deportivas en el plan de desarrollo.
Más de la mitad del billón de pesos para los cuatro años ($ 1.049.000.000) a ejecutar por el Instituto de Recreación y Deportes ($556.000,000) está destinado a los parques. Los metros cuadrados de espacio público por habitante son un buen indicador de la calidad de vida de una ciudad. Sin embargo, Bogotá está lejos de acercarse a los diez metros cuadrados, que es el estándar internacional para las ciudades.
Además, aunque para las UPZ se definió como espacio mínimo 2,4 metros, cerca de la mitad de las UPZ (50) no llegan a tenerlos. Incluso, hay varios casos dramáticos de menos de un metro cuadrado: Corabastos 0,16 m; Tunjuelito, 0,38 m, Patio Bonito, 0,49 m; Bosa Occidental 0,65 m; Monteblanco, 0,91 m; San Francisco, 0,95 m, entre otras. Sobra decir que en estos tiempos de coronavirus altos niveles de hacinamiento coinciden con alta velocidad de contagio.
Ahora bien, tener una ciudad físicamente más activa ha sido parte del propósito de la política deportiva; bajar el sedentarismo, buscar prospectos de deportistas en los colegios, hacer torneos y campeonatos en los barrios, poner en movimiento los cuerpos y finalmente consagrar a los atletas y con ello a sus territorios. En este aspecto el plan de desarrollo invierte en aumentar la práctica de actividad física $140.000 millones; en desarrollar la base deportiva, $182.000 millones; en formar a niños y jóvenes en disciplinas deportivas, $84.000 millones y en realizar certámenes en todas las UPZ, $77.000 millones. Es decir, un total de 485 mil millones. Toda esta inversión se traduce en menos obesidad, saludables cuerpos de atleta, la gloria para la ciudad y el mural conmemorativo homenaje a los ídolos deportivos.
En otros temas como la participación ciudadana apenas se insinúa un tímido presupuesto de doscientos treinta ($230) millones de pesos. Este recurso es para los recién creados espacios ciudadanos conocidos como Consejos Locales de Deportes o Drafe que seguramente van a ser determinantes en los presupuestos participativos en cada una de las veinte localidades de Bogotá.
Al igual que las artes y la cultura, el deporte implica el evento, el contacto, la aglomeración de públicos y el uso de espacios físicos. Un gran reto para una nueva normalidad que nos está obligando a repensar las relaciones cuerpo y espacio, una normalidad en donde hay cada vez más cuerpos virtuales que reales y que ha significado una baja enorme en el despliegue y el libre movimiento de los cuerpos en las ciudades y sus espacios.