El hecho despertó la indignación ciudadana luego que algunos medios de comunicación, no se sabe si mal informados o por darle palo al alcalde que permitió la actividad, sugirieron que la admninistración estaba gastando dineros públicos en esta actividad, algo que finalmente se aclaró que no fue cierto, toda vez que la actividad fue financiada por los mismos activistas. Esto dejaría al desnudo que detrás de la polémica hubo un trasfondo político, orquestado por posibles enemigos políticos del alcalde.
Y es que la indignación, que incluyó insultos a la comunidad gay y al propio mandatario, al final no tuvo sentido, porque el problema aquí no es que una minoría pinte las calles de nuestra ciudad con los colores de la comunidad LGBTI, sino que quienes dicen representar los valores de la familia en realidad son gente que no pinta nada para salvar realmente a la familia. No tienen inciativas, ni la capacidad de trabajar colectivamente para defender sus derechos.
Sucede que a quienes nos indignamos (aun cuando tengamos razón) nos está faltando autoridad moral para decirles que no lo hagan, porque cuando hacemos el examen de conciencia nos damos cuenta que somos tan o más pecadores que aquellos a quienes cuestionamos. Somos pura indignación en Facebook, pero nada de ejemplo.
Lo que vimos ayer en redes fueron solo insultos y términos desobligantes, algunos pasados de tono como "el alcalde de los maricas", "se gastaron nuestra platica", "están destruyendo las familias" y toda una serie de sandeces que lo único que dejan ver es falta de cultura de los ciudadanos, la desinformación o el servicio a intereses políticos de muchos periodistas, e hipocresía.
Muchos padres heterosexuales en Colombia nos jactamos de ser eso que llaman el "varón" de la casa, hablamos de defender los "valores de la familia" y bla, bla y bla... pero nada más alejado de la verdad, porque en realidad estamos lejos de tener un modelo de familia... Nos creemos ejemplares pero vivimos borrachos, maltratamos o engañamos a nuestra esposas, nunca hablamos con nuestros hijos de sus problemas porque suponemos que tenemos la razón siempre y que ellos solo deben oír y obedecer.
Como padres, queremos una hija mujer que llegue virgen al altar, pero a la vez queremos un hijo hombre que primero se coma cien mujeres y demuestre que es "varón", antes de que piense en casarse. Ah, pero eso sí, que mi niño no se vaya a casar con cualquier zorra... ¡Así de hipócritas somos!
Jesús, el hijo de Dios, no vino a la tierra a juzgar o a condenar, sino a rescatar a los que se habían perdido. Un gran ejemplo lo tenemos con la historia de la mujer adúltera, cuando el mismo Jesús dijo a quienes la acusaban: "El que esté libre de pecado, que lance la primera piedra"
Entonces, ¿cómo pretendemos llevar por ejemplo a un homosexual a los pies de Cristo, si, antes que como hermanos, actuamos contra ellos como los fariseos?
Nací, soy y seré heterosexual siempre, pero tengo amigos de la comunidad LGTBI y me siento orgulloso de ellos, porque son mejores seres humanos que muchos "varones" que conozco. Tal vez no comparto su ideología y siempre defenderé la familia como Dios la estableció, pero no soy quien para acusar.
Aquí el problema es que se nos olvidó que Dios no nos mandó a la tierra a ser jueces con la lengua y menos a apedrear, sino a salvar a nuestros hermanos con amor, pero también con nuestro ejemplo... y ejemplo es lo que nos falta dar.
Así que a quienes se volcaron ayer en redes a cuestionar a la comunidad LGTBI solo porque pintaron unas calles, les aconsejo que comiencen por dejar la hipocresía... Vayan a limpiar su propia casa, preocúpense primero por salvar a su propia familia... Luego que exorcicen a sus demonios, vístanse de blanco y salgan a la calle a apedrear a los impuros...