La pregunta parece pertinente y necesaria hacerla, más después de observar las imágenes, escuchar noticias y leer los periódicos en donde se daba cuenta de romerías de personas en dirección a centros comerciales, motivados o incentivados por la propaganda oficial del día sin IVA. La presencia masiva de compradores en los almacenes de cadena o en centros comerciales desató una gran polémica nacional.
Las críticas al gobierno de Duque no se hicieron esperar, igual cosa pasó con los dueños de los establecimientos comerciales; muchos de ellos fueron tachados de irresponsables. A las demoledores juicios tampoco han escapado, visitantes y compradores.
Por algún instinto reflexivo he querido escudriñar un poco lo que está pasando, tratando de descubrir qué hay o qué se esconde detrás de esta movilización masiva de ciudadanos, que por ganarse unos pesos de descuento que, en algunos casos, no fue tal, comprometen la salud e incluso su vida.
La conclusión a la que se puede llegar es que los colombianos, especialmente los que conocen por los registros históricos que en nuestro país se vivieron varias guerras civiles, que desde el año 1948 se ha vivido un clima de violencia y de muerte por razones económicas y políticas, y que a partir de la década del 80 la violencia del narcotráfico y la intensidad del conflicto armado interno, los combos y la corrupción, están altamente insensibilizados y poco o nada se interesan por su salud, por su vida y la de sus familiares y amigos.
Escribiendo estas líneas sentía algo de escalofrío al pensar que un número muy importante de colombianos están familiarizados con la violencia, el narcotráfico, la corrupción y la muerte, pues se me vino a la memoria la conversación que sostuve con algunos muchachos en la mayor época de violencia en Medellín, buscando convencerlos de que se retiraran de las bandas porque en ellas lo que tenían seguro era la muerte.
La respuesta que me daban era clara y contundente: es preferible vivir pocos años bien, que no una larga vida en la miseria. Respuestas similares a estas he recibido actualmente cuando he recomendado a algunas personas que se cuiden, que no se expongan estando en la calle permanentemente; la respuesta es parecida a la de aquellas épocas aciagas: es preferible morir en la calle de la COVID 19, que en la casa de hambre.
El tema no es tan sencillo, en nuestro país hay mucha gente que no le tiene miedo a la muerte. Si esto no es así, como se puede explicar este comportamiento ciudadano. Las sociedades más enfermas vienen siendo las más golpeadas por la COVID-19. Hablo de sociedades y no de personas.
El caso de Colombia es muy preocupante, pues estamos enfrentando una pandemia con un presidente al que le duele muy poco la vida de los colombianos más humildes, prueba de ello es el limitado esfuerzo que hace para proteger la vida de los defensores de derechos humanos y de líderes sociales. A los críticos del gobierno no les falta razón, pues en Colombia se abre la economía y se cierra la justicia.