"A Elías Larrahondo se le puede acusar de cualquier cosa, menos de ser mediocre"

"A Elías Larrahondo se le puede acusar de cualquier cosa, menos de ser mediocre"

Respuesta a la columna 'Delicada situación de salud en el Cauca', escrita por Alfonso Luna, director de Proclama del Cauca

Por: Gustavo Andrés González Viáfara
junio 26, 2020
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Foto: Twitter @LarrahondoElias

Dicen que “a explicación no pedida, acusación manifiesta”, pero en esta ocasión por ser un periodista no acostumbrado a cuestionar a mis colegas y por ser columnista en el medio en el que se publicó el artículo al que pienso referirme, por lo que entendería las razones para no publicar también esta columna, aunque sin pretender ser un Daniel Coronell, dejo este escrito a disposición de Proclama Cauca, que viene siendo mi casa desde hace varios años, para que en un sano ejercicio de la libertad de prensa, con argumentos, se confronten las ideas. No soy jefe de prensa de la Gobernación del Cauca, ni trabajo en su oficina de comunicaciones, pero sí me declaro aliado del gobierno que ayudé a elegir y, como no me gusta ser tibio, con el respeto que me merece nuestro director Alfonso Luna, autor del artículo Delicada situación de salud en el Cauca, reconozco la curiosidad que me causó que, a pesar de denunciar hechos que según el trabajo periodístico, completan más de ocho años, solo sean puestos en conocimiento de la opinión pública ahora, ¿será que los delitos importan según quien y cuando se cometan?

No por ser Elías Larrahondo el primer negro en llegar a ser gobernador del Cauca, ni mucho menos por ser oriundo del norte de este departamento, tiene inmunidad. Al contrario, la confianza que depositamos en él lo obliga el doble. Es justamente el ver ese compromiso con el reto, que él mismo se impuso, el que me motiva a referirme a la columna Delicada situación de salud en el Cauca, la cual confieso al leerla a tempranas horas de la mañana me dejó estupefacto, pues al gobernador de los caucanos se le puede acusar de cualquier cosa, menos de ser mediocre.

Desde antes de trabajar con él, en la campaña que lo llevó a la gobernación, conocía su fama de trabajador incansable, la que corroboré en medio de las correrías que también asumí, intentando llevarle el ritmo en mi condición de candidato a la asamblea; pero ahora, como mandatario, quienes han tenido que intentar alcanzarle el paso son sus colaboradores, pues Elías no solo es incansable, sino que busca resultados y los consigue. Solo en una semana, durante la construcción del plan de desarrollo, pude advertir cómo en cinco días recorrió los tres municipios de la costa caucana, el macizo y el norte del departamento, sin respetar ni domingos ni fines de semana.

Es es el mismo ritmo que le impuso a la mitigación de la pandemia del COVID-19, lo que claramente se ve reflejado en que, a pesar de que el Cauca está en medio de dos departamentos con unos índices de contagio que lo exponen de manera preocupante, hoy no solo es el de menor número de contagios en la región Pacífica, sino uno de los más controlados en el país. Esto sin olvidar que estuvo entre los seis que, según la Contraloría General de la República, no presentaron sobrecostos en la contratación durante la crisis que enfrenta Colombia y en la que 24 restantes fueron objeto de investigación.

Ese indiscutible resultado, desconocido en el mencionado artículo, fue de los apartes que más me llamaron la atención, pues los números están allí y es imposible negar que mientras Nariño tiene 2814 casos positivos de COVID-19, que equivalen a una tasa de 8,599 por cada millón, de los cuales se han recuperado 1376 y fallecido 94, Cauca tiene solo el 11% de ese número de infectados con 293, que equivalen a una tasa de 3,245 por cada millón, con 13 fallecidos. Esta cifra, comparada además con los datos del Valle del Cauca, tercer departamento del país con mayor número de afectados, con 7017 en total, equivalentes a una tasa de 12,528 por cada millón de habitantes y 270 fallecidos, evidencia un resultado que no puede ser mera casualidad.

Estar en medio de estos dos focos y además ser el corredor no solo de Nariño sino de Ecuador para llegar a Cali, sin que esto se haya convertido en un detonante catastrófico, también evidencia los logros en materia de mitigación de la pandemia, a lo que hay que agregar además las cifras en las costas de los cuatro departamentos, en las que proporcionalmente con los números poblacionales, nuestra costa, sin poderse confiar, tiene datos mucho más manejables que Buenaventura, los diez municipios de la costa nariñense, incluyendo Tumaco y el departamento del Chocó.

Hablar de la petición de los alcaldes del norte del Cauca (region a la que el gobernador, además de haberle inaugurado una sede de la Gobernación, dedica hoy un día semanal, visitando los municipios, evalúa permanentemente el PMU, revisa datos conjuntamente con los alcaldes, interactúa con organizaciones de base como los consejos comunitarios, con los que ha articulado la estrategia para ayudarles a defender sus territorios de la amenaza del coronavirus y además hace seguimiento de la grave crisis de seguridad que enfrenta la región), desconociendo los resultados, podría ser una verdad a medias y temeraria, que tratándose de un hombre que con su valentía nos devolvió la esperanza a los caucanos, que poco creíamos en el futuro de este departamento, no podemos pasar desapercibida.

Sin lugar a dudas una crisis como la registrada en la Secretaría de Salud del Cauca debe tener encendidas las alertas del gobernador, más aún con una misiva tan fuerte como la de la saliente jefe de esa dependencia, Natalia Elisa Meza Ángel. En ese sentido, se deben tomar decisiones, pero respetando el principio de presunción de inocencia y creyendo en la buena fe. Ahí es válida la explicación de Adriana Isabel Grajales, que a alude a problemas de salud su renuncia, y sin desconocer el informe del sindicato, que no creo sea el primero y seguramente (como es natural en las organizaciones de los trabajadores) debe haber denunciado situaciones amenazantes (incluso, por ejemplo, cuando la secretaria era la doctora Lucy Amparo Jiménez), sin que estas fueran objeto de una publicación periodística tan fuerte como la columna en cuestión, lo que me genera una segunda duda es: ¿acaso los delitos son importantes según quien y cuando se cometan?

Frente a este panorama, y en aras de dar tranquilidad a quienes creemos en el doctor Elías Larrahondo y en general a la opinión pública caucana, considero menester un pronunciamiento del gobernador frente a la situación en materia de salud, que claramente en la mitigación del COVID-19 deja resultados de mostrar, más si se comparan con otras regiones. Sin embargo, temas como concretar la ley de punto final en el departamento, la cual sería un respiro (hoy indispensable para la red púbica hospitalaria), merecen la mayor atención posible. Así como a la fecha es fundamental conocer los correctivos o medidas frente a las denuncias hechas por la doctora Natalia Meza, ya que la existencia de estas irregularidades, pese al denodado trabajo del gobernador, se podrían convertir en un palo en la rueda para garantizar un servicio fundamental, como es el de la salud del Cauca, también es importante decir que estos hechos no deben ser suficientes para opacar una gestión que a todas luces es de resaltar y que, en medio de una pandemia que expone la vida, no podemos hacer nada distinto a desearle al mandatario de todos los caucanos el mayor de los éxitos para lograr que al final de este túnel podamos ver la luz, manteniéndonos como uno de los departamentos con menor número de contagios y ojalá con la menor cifra posible de muertes.

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