Colombia se olvidó de celebrar bailando el último gol que anotó en el mundial 2014, por la presión que metieron 200 millones de personas, 50 mil aficionados, 11 jugadores, tres árbitros y un 2 – 0 en contra. No hubo tiempo para la coreografía de Armerito, los abrazos de Mondragón y la expresión de sorpresa de Don José Pekerman; nos sacaron del partido las patadas, los silbidos, las malas decisiones arbitrales y la impotencia de no hallar los caminos para hacerle daño al arco contrario; nos pusieron contra las cuerdas y las piernas nos temblaron hasta perder la fuerza. Nos hartaron las caídas estrepitosas de Neymar, Fred, Hulk y Oscar, al mínimo roce de Cuadrado, Zuñiga, Sanchez, Guarín y Zapata. Perdimos el timón y el barco quedó a la deriva luego del gol anulado al Mariscal Yepes. Sin embargo, teníamos fresco el recuerdo del 11 de Octubre pasado: el 3 – 0 en contra frente a Chile. Una esperanza que se movía en nuestros corazones que palpitaron a mil revoluciones por minuto, y nos hacía creer que era posible la hazaña frente a una espantada Brasil que veía como la quietud de los torcedores invadía de miedo el campo de juego, hasta que llego el gol de James, y la ilusión, a falta de poco mas de 10 minutos, revivió en la Fortaleza brasilera.
Fue el amor propio, el respeto a la camiseta, el anhelo de ganarlo alguna vez lo que nos dio el empuje para poner a temblar al gigante carioca, y callar a los torcedores que la noche anterior interrumpieron la concentración del seleccionado patrio, fue la berraquera y ese empuje lo que los hizo llegar a los empellones a los últimos minutos de juego, y clavarle en el pecho el terror del alargue a Julio Cesar, Thiago Silva, Marcelo y compañía, y hacerlos jugar al modo Scolari, de “punta y a las gradas” con desidia y displicencia , los obligamos a pedir tiempo, les gravamos en la retina el miedo y la impotencia, de luchar contra 11 guerreros que llevan a cuestas la ilusión de un país con problemas, con temores, con divisiones, pero con ganas, con esperanzas y el anhelo de que podemos lograrlo. A falta de piernas, buenas son esas piernas de escarabajos del Giro, el Tour y el BMX, a falta de fuerza, buenos son esos brazos y piernas recios de ébano con los que hemos pisado el podio olímpico…para resistir hasta el final. Fuimos 45 millones silenciando a 200 millones, en su Fortaleza, con el pánico que les hemos generado entre México, Chile y Colombia, fuimos los recién llegados contra los dinosaurios del fútbol, volvimos luego de 16 años y llenamos los titulares y portadas con los goles de James, los coreografías de Armero, la contundencia de las victorias, la sapiencia del capitán del barco; aunque sin Falcao, pero con 23 gladiadores, demostramos lo que se puede lograr trabajando en equipo. Al final perdimos… pero perdimos como solo pierden los grandes héroes de las epopeyas, con honor, con valentía, con la cabeza en alto, con lágrimas en los ojos porque tenemos la confianza de que es posible ganar un campeonato mundial y estar al más alto nivel, como lo dice Don José “a la altura de los jugadores de Elite”. Hoy es un día para no olvidar…porque hoy soñamos y sabemos lo verosímil que puede ser ganarle a los grandes del mundo, no importa que nos invada el sentimiento de que nos afanaron el partido, porque sabemos que la Selección Colombia es la mejor selección que hemos visto jugar en los últimos tiempos y la revancha será el próximo año en la Copa América 2015 en chile.
PD: Anécdota de mi barrio!!
Es muy difícil cuando el chico consentido que presta el balón para el jugar picadito es más bien malito y la mamá nos pide que lo dejemos jugar para que no se aburra…al final cuando la mamá lo llama se entra y se lleva el balón y nosotros quedamos a mitad de camino…
¿Brasil decime que se siente tener en casa a tu Mamá?
