Mamado. Sí. Mamado. Palabra que los puristas del lenguaje consideran algo vulgar para ser utilizada en una columna como esta. Pero es que sí estoy mamado, y mucho.
Naturalmente el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra mamado. Dice el diccionario: “Mamado, 1 adj. vulg. Ebrio, borracho. 2 adj, coloq. Col. Fatigado por un esfuerzo físico o intelectual intenso”. Pues si. A lo colombiano, a la manera de la academia, estoy remamado, fatigado, cansado, agotado. Como seguramente lo está la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro querido país. Es que eso de tener un Presidente que juega a ser Jefe de Estado y que no es ni lo uno ni lo otro no es solo doloroso, sino que es el colmo. Y mama. Ahora aparece todos los días por la televisión por razones del coronavirus, supuestamente para guiar, para instruir, para liderar, para hacer presencia en momentos de miedos colectivos, para crear confianza, para mejorar su imagen, y al señor ni se le cree ni se dispara en las encuestas. Y el propio doctor Duque se preguntará por qué. Pues sencillo. Digámoselo: la gente está mamada de este show y de otros; porque, distinguido doctor, da usted la impresión de que reina pero no gobierna.
Pero veamos por qué sucede lo que sucede -lo de estar mamados-, si es que Duque hace buena cara, dicta medidas, ofrece plata, formula soluciones y hasta le ruega a la Virgen de Chiquinquirá que vele por nosotros todos. Pues bien: sencillo. Al doctor Iván Duque se le puede ver con la banda presidencial cruzándole el pecho, pero las dudas sobre si es él la verdadera cabeza lo desnuda. Lo deja en cueros. La gente no en boba. Esa gente nuestra de raíces multiétnicas y multiculturales es inteligentísima. Mientras el Presidente va, ella ha ido y ha regresado. Y se pregunta: ¿quién será realmente el director de orquesta? Por ejemplo, en materia económica. ¿Será la cabeza el vivo del doctor Alberto Carrasquilla Barrera, Ministro de Hacienda y Crédito Público, personaje curioso que siempre se anticipa a decir lo que después Duque repite? O será Luis Carlos Sarmiento Angulo, de quien se pegan todos los de su gremio para hacer una sola voz en momentos en que los financiamientos y decisiones relacionadas hay que convertirlas en dinero contante y sonante. ¿Lo pregunto yo? Perdónenme, lo pregunta Raimundo y todo el mundo.
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Que el que manda es Uribe. Si, el expresidente, hoy senador Uribe. Que por eso el presidente Duque ha hecho hasta donde ha podido para “hacer trizas la paz”
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Que lo anterior no es. Que el que manda es Uribe. Si, el expresidente, hoy senador Uribe. Que por eso el presidente Duque ha hecho hasta donde ha podido para “hacer trizas la paz”. Por algo le caminó a la ley estatutaria que rige el funcionamiento de la JEP. Pretendió ponerle un taco de dinamita a la jurisdicción especial, pero tacó burro. Y que alguna cosa intentará de nuevo. Y me dicen que el expresidente Uribe no está solo. ¡Qué cantidad de malas lenguas las que rodean todo! Cuentan estas que el expresidente-senador tiene como aliada la Universidad Sergio Arboleda. Que es allí, con la luces del propio Uribe, a donde se puede establecer en dónde ponen las garzas. Me han comentado que por ese camino es que se llega a un señor de apellido Rubio que todo lo puede. Así, esa la razón por la que el señor Trump termina siendo el dueño de nuestras fuerzas de tierra, mar y aire. De nuestra inteligencia. Asesorados todos y todas, hombres y mujeres de armas, por un aparato llamado Brigada de Asistencia de Fuerzas de Seguridad, SFAB, del ejército de los Estados Unidos, de la cual el Ministro de Defensa ha manifestado su deleite por su presencia, a contrapelo de lo que ordena la Constitución de nuestra república, como si, en efecto, el que mandara, entonces, fuera el presidente Trump. Y de ser así, en manos de este controvertido personaje estaría la defensa de la patria y de nuestras relaciones exteriores. Y Duque, ni mu. Buena voz onomatopéyica esta última para decir que ya era hora que el Presidente mugiera como un toro bravo para denotar que ¡acá mando yo!
Y qué decir de la paz. ¡Qué barbaridad! ¿Quieren conocer la verdad detrás de la misión del doctor Miguel Ceballos en esta materia? Me refiero, si, a Ceballos, el llamado Alto Comisionado para la Paz (el lector puede oprimir el hipervínculo que incluyo acá para leer una columna de pluma del propio Ceballos; el anticipo del libreto que le ha tocado desarrollar. Tomado de la revista Semana, 11-12-2016).
Nada de lo que dice hoy Ceballos como propio es suyo. Es mandado a decir. Para la muestra, ese botón que acá he dejado cosido. Por esto, cuando habla como sentando cátedra, cae en su propia trampa: dice tonterías; burradas. Confunde el derecho internacional público con la alquimia. Y trata de adivinar la ciencia de la paz recurriendo a la astrología. Pretende, además que primero los alzados en armas hagan votos de obediencia, pobreza y castidad para siquiera acercarse a ellos. Y esto, porque, además del libreto que ha recibido, se guía por aquel manual que señala que hay que “negociar sin ceder”. ¿Y qué dirá el doctor Duque a este respecto? Para qué preguntar. ¿Acaso el libreto a seguir y el manual no es el mismo?
Y mientras tanto se sigue asesinando a líderes sociales, indígenas y excombatientes todos los días. Y se continúa espiando al “enemigo interno”: periodistas, jueces, políticos de oposición y otros civiles. Y los jueces no deciden las graves materias a su cargo. Y es por esto y todo lo anterior que estamos mamados. Yo, estoy mamado. Y muchos. Y no vamos a permitir que nos coma el tigre. Es que ya ni se trata de una patria boba como lo fuera durante algunos años corridos desde desde el 20 de julio de 1810. Y póngase de presente, que si no hay cabeza, no se controlan las extremidades. Que se preparen las calles entonces, porque sumado lo anterior a la reinante corrupción pestilente y a la pobreza, el pueblo demostrará que es superior a sus dirigentes.