Entrevistar a Álvaro Uribe no es un trabajo fácil. Se puede caer en un publirreportaje como el de Yamid Amat cuando lo invitó a hablar en su programa “solo de fútbol” o en una entrevista tensa y extraña como la que le hizo Juanita León, directora de La Silla Vacía, el pasado 11 de junio. En esa entrevista sobre sus procesos judiciales, Uribe se convierte ocasionalmente en el entrevistador, desacredita las fuentes de la periodista. A continuación, presentó mis conclusiones sobre esa particular entrevista:
Solo tres preguntas gruesas en una entrevista de hora y media
El punto central de la entrevista se ciñó a los temas judiciales alrededor de Uribe. Especialmente: vinculación con el reciente escándalo de chuzadas; el proceso de manipulación a testigos y la muerte de Pedro Juan Moreno. Tal vez el tema que levantó más malestar en Uribe fue el de las chuzadas, ante la pregunta sobre los episodios de interceptaciones que lo salpican desde su segundo gobierno, el expresidente se percibió tenso, molesto y bastante contrariado. Increpó a Juanita porque no estaba bien informada sobre el papel de Santoyo en su gobernación y como jefe de su seguridad en Palacio, argumentó que la pregunta era muy abierta y hasta le rogó que concretara. Fue casi media hora solo en una pregunta donde Uribe sacó todo el repertorio argumental que se le conoce: habló de anécdotas personales, puso el retrovisor en Santos y se convirtió en el entrevistador al hacerle a Juanita tres preguntas. La conclusión resulta particular, Uribe dice: “Yo peleo con la espada desenvainada”. Pasaron cerca de 28 tensos minutos antes de tocar otro tema.
A esta hora hablamos con Juanita León en @lasillavacia
Siga entrevista aquí:https://t.co/POZHiYPr23
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) June 12, 2020
Está muy al tanto de la Neñepolítica y el tema lo incómoda
El segundo bloque de la entrevista también resultó bastante tenso porque Juanita por momentos perdió el ritmo y se sintió insegura. Uribe la regañó por combinar tres temas, le pidió ser concreta, no mezclar temas y en este punto fue él quien orientó la entrevista, es decir, la llevó fácilmente a su terreno. Se demarcó de Claudia Daza al punto de considerarla una mera funcionaria de su UTL. Evidentemente el tema lo irrita porque cuestionó a Juanita con la siguiente pregunta: Voy a hablar de Daza, ¿me permite? A este punto a Uribe se le siente irritado y afirma que hay una estrategia sistemática de difamación del chavismo solapado (el reencauche del castrochavismo) con miras a ganar el poder del 2022. Confirma que no fue muy cercano al Ñeñe y que esa relación se configuró a ese nivel fue con Duque. Juanita no profundiza mucho en este punto porque en medio de su nerviosismo sí salta entre temas (Odebrecht, yidispolítica, microgerencia) y Uribe asume el control de la entrevista, inclusive afirma: usted más que periodista es politóloga.
En el proceso de manipulación testigos se victimiza y arremete contra Santos
Resulta inevitable que Santos no emerja en alguna entrevista que le toque fibras sensibles a Uribe. Sobre el debate que le armó Cepeda en 2014 (que a la postre le abriría el proceso en la Corte Suprema de Justicia), Uribe afirmó que fue organizado con la complacencia de Santos y las Farc. Al tocar específicamente el proceso sobre soborno y manipulación de testigos, arremete contra la Corte y fue muy insistente en que viene manejando una agenda de persecución política contra él y los altos funcionarios de sus gobiernos. Duda de las condiciones éticas del paramilitar Juan Guillermo Monsalve para incriminarlo, manifiesta que delega en sus abogados decisiones técnicas y que nunca fue consultado sobre la entrega de dinero o ayudas humanitarias a paramilitares. Resulta evidente que tiene un conocimiento detallado del proceso y afirma que la Corte Suprema ha sido miope con Cepeda y muchas de sus actuaciones. Refuerza con insistencia un aspecto importante de la narrativa uribista: la Corte Suprema de Justicia maneja una agenda política, filtra apartados del proceso a los medios y algunos magistrados se trazaron la meta de meterlo a la cárcel.
Uribe es un negacionista profesional y está muy al tanto de Matarife
A cada pregunta y contrapregunta de Juanita León respondía con dos lugares comunes: "no" y "a usted le han dado mala información". Solo por curiosidad conté las veces que Uribe le dice no a Juanita a lo largo de la entrevista y encontré que lo hace 52 veces. Muchas de sus respuestas empezaban por una negación y sus movimientos, cerraba y abría su libreta, gesticulaba de más y subía el tono de voz, denotaba su malestar. Sin tocar el tema específico de Matarife, Uribe hizo alusión a un “periodista” que sistemáticamente lo está difamando, inclusive hizo referencia a la acusación de Daniel Mendoza en que él lo quería mandar a matar, cuestionó que en lo que va del año han emergido una serie de acusaciones en su contra y que se hacen partiendo de supuestos y sin conocer la realidad de su trayectoria personal o pública. Afirma que el ataque a Marta Lucia Ramírez le duele y que sigue confiando en Duque porque lo conoce desde que nació.
En muchos momentos se tomó la palabra, recurrió a las anécdotas personales en un lenguaje sencillo en clave emocional, se desvió constantemente de las preguntas y sin lugar a dudas manejó en varios momentos la entrevista (a Juanita le ganó muchas veces el nerviosismo). Al final, tras la tensión de la primera media hora, se echó un discurso tan sentimental que algo removió en la misma Juanita, pues lo despidió diciéndole “presidente Uribe” y eso muy a pesar que cuando empezó la entrevista lo presentó como “doctor Uribe”.