Me encontraba en mi trabajo. Corría el día 28 de junio de 2014. Soy puertorriqueño, y aunque en mi país no se le preste la mínima atención a el fútbol, eso no quiere decir que no transmitan el Mundial en los canales locales y que no sea un fanático del mismo, como cualquier brasileño, argentino, colombiano, chileno, etc. Era un día más, normal, no sé, supongo que estaba sintiendo algo parecido a la felicidad. Una sola noticia me cambió el día. Otra vez. Otra vez el fútbol que alguna vez nos dio todo, esta vez nos deja sin nada. Luis Alberto Suárez se nos va.
Sí, es cierto que un solo jugador no hace un equipo. Sí, es cierto que un solo jugador no gana una Copa Mundial. Sí, es cierto que probablemente merecía la sanción. Pero, también es cierto que estamos hablando de Luis Alberto Suárez. Uno de los mejores futbolistas del mundo. Y en su camino iba a convertirse en el mejor deportista en la historia de Uruguay. No estamos para juzgar a Luis Alberto Suárez. No somos nadie para definir qué es cierto; qué es falso. Todo este proceso duele. No solo porque las esperanzas de Uruguay seguir en la Copa disminuyeron grandemente, sino también porque la carrera del joven salteño quedará manchada para siempre. Ya no se hablará de todos sus magníficos goles en el club inglés del Liverpool.
Ya no se hablará de haber sido elegido Jugador del Año de la Barclays Premier League en Inglaterra. Ya no se dirá que junto a Cristiano Ronaldo compartió la Bota de Oro, durante la temporada 13-14. Ya no se le recordará como el jugador uruguayo que posee el récord de más goles vistiendo la camiseta celeste. Ya no se le tomará en cuenta a ser un futuro candidato a ganar el Balón de Oro (posibilidades y credenciales tenía). El mundo olvidará todo lo bueno de SUÁREZ. Eso es lo que duele. El mundo solo recordará a Evra, Ivanovic, Chiellini. A Francia, Serbia e Italia. Mis ojos piden aunque sea un solo minuto más poder observar las maravillas de Suárez. Si no se nos concede esa oportunidad, me quedaré con el grato recuerdo de poder observar al único jugador que me hizo llorar de felicidad. Aunque el mundo lo olvide; yo lo recuerdo.