Señora ministra, enseñar a niños y jóvenes no es lo mismo que hacerlo con adultos, ya que los primeros están en proceso de desarrollo y formación. ¡No seamos tan ingenuos para caer en ese error!
Imaginemos los que gozamos el privilegio y satisfacción de dar una buena clase en la que se garantiza el aprendizaje, la enseñanza, la convivencia y la libertad en la jaula, perdón en el aula, este modelo que ustedes plantean.
Por eso, le solicito que se digne responder estas diez preguntas, inquietudes o angustias:
1. Con la alternancia, que iría de lunes a sábado, solo podríamos atender a diez estudiantes por salón. Ventaja para el profesor que solo puede atender otros diez. ¿Qué piensa hacer con los otros veinticinco? Recuerde que atendemos cuarenta y cinco por clase. A no ser que estén pensando en nombrar el doble de docentes. Esto, además, de dónde y cuándo se atienden.
2. Enseñar a convivir conservando espacios, pero sin acercarnos, sin hablar y sin libertad. ¿Existe una escuela con este modelo en alguna de las peores dictaduras del mundo?
3. En el aprendizaje como en la música, los tiempos y el silencio son fundamentales para la armonía, ¿ha pensado en los descansos o en llevar las loncheras al salón?
4. El profesor enseñará con la boca tapada, el estudiante aprenderá con la boca tapada, ¿acaso eso no es devolvernos a una etapa del estado natural que plantea Rousseau?
5. Los salones hay que adecuarlos, lo mismo la escuela, ¿cómo hacer con las que carecen de los servicios básicos?, ¿las que no tienen internet?, ¿las que están para caerse? Por cierto, ¿ha pensado en la escuela rural?
6. Sería interesante aprender braille para facilitar la comunicación. ¿no cree que así todo sería más fácil?
7. Los protocolos los pueden enviar en una directiva ministerial, ¿pero los recursos de dónde salen?
8. A los colegios privados les toca sacrificar a un 35 % del estudiantado e invertir en infraestructura. Hay que pensar seriamente en el cierre, ¿o usted ve otra salida?
9. ¿Quién responde por los riesgos y los males causados, más aún por los docentes que tenemos una familia y un servicio de salud precario? Señora ministra, a mí ya me da miedo ir al médico, ya pasé del quinto piso, ¿acaso piensa mandarnos a un retiro forzoso por el buen servicio que le hemos prestado a la patria?
10. ¿No cree que una escuela sin libertad es una fábrica de tiranos inhumanos?
Disculpe la preguntadera, pero el profesor Silvio Mirawal Muñoz, mi profesor de historia y rector de la Normal Los Andes (La Vega, Cauca), me dejó una gran lección: “El que se enseña a mendigar derechos está condenado a vivir de rodillas todo el tiempo”. Creo haber conservado la distancia.