Los robots de KiwiBot incursionan desde hace semanas por las calles de Medellín en alianza con Rappi, pero su presencia lleva años en la ciudad. Desde el 2018 opera allí el centro de desarrollo de innovación de esta empresa de colombianos residenciada en California, EEUU. Atraídos por las oportunidades de la ciudad, allí trabajan 34 de sus 43 empleados, que se encargan de diseñar los robots y controlar su operación en diferentes ciudades.
Es la empresa que más entregas robotizadas ha realizado en el mundo, más de 100.000 a la fecha, entre cuatro ciudades: Taipei en Taiwan (donde se construye el robot), Berkeley y San José en California, y Medellín.
Felipe Chávez su CEO y cofundador en compañía de Jeison Oviedo y Sergio Pachón, conoce bien la entrega de domicilios. Muy pronto siendo todavía estudiante de la Universidad de los Andes creó “Lulo”, una empresa que entregaba domicilios de mercados y que llegó a tener 40 domiciliarios antes de vendérsela a domicilios.com.
Una vez se graduó, montó una start-up con el apoyo de Apps.co de MinTic que permitía a través de WhatsApp pedir almuerzos en las universidades, los cuales eran entregados por los mismos estudiantes. Al igual que muchos emprendedores, pasó luego a ser financiado por Start-up Chile (la aceleradora del Gobierno chileno), y fue en Santiago donde comenzó con su socio a trabajar en Robots como una idea paralela, allí se enteraron que la Universidad de Berkeley es líder en robótica. Sin mucho más análisis, viajaron a California, Silicon Valley, la meca de los start-ups o emprendimientos.
La recomendación resultó correcta, consiguieron inversión de la Universidad de Berkeley en 2017, siendo los primeros no estudiantes en recibirla por parte de dicha institución. Hoy luego de varias rondas de inversión han levantado mas de USD 4.5 millones, y operan con un equipo humano que es 95 % colombiano.
Cuando la empresa empezó a crecer y a requerir personal, Felipe y sus socios se dieron cuenta que no existía una gran diferencia entre los conocimientos de los recién graduados de las universidades en EEUU y Los Andes, la Nacional y otras universidades latinoamericanas. Un personal muy bien capacitado, recursivo (dentro del empresa se les llama “makers”) y a un menor costo. En este mundo de emprendimientos donde las barreras geográficas se diluyen, la decisión fue simple, establecer su centro de innovación en Latinoamerica. Tantearon varias posibilidades, pero una de las pocas que les respondió y además muy favorablemente, fue Medellín a través de su Ruta N. Aunque Felipe solo la conocía de algún un fin de semana, logró convencer a su equipo de mudarse a esta ciudad gracias a su calidad de vida, clima y apoyo institucional a la innovación.
Aunque el servicio de entregas a domicilio es un lujo en varios países, es normal en el tercer mundo, en Bogotá, Felipe creció pidiendo domicilios a la farmacia. La idea de llevar con tecnología este servicio a aquellos países donde los costos lo permiten, dio inició a KiwiBot; en EEUU, por ejemplo, la hora de un domiciliario se paga a USD 15, aproximadamente $ 60.000, un costo que incluye su reparto en automóvil. En Colombia el valor de la hora de un domiciliario ronda los USD 1.5 o COL$ 5.000, por lo tanto, encontrar la rentabilidad con costos de robótica ha sido todo un reto.
El acuerdo con Rappi para realizar un piloto en Medellín fue previo a la pandemia de Covid-19. Ambas empresas de origen colombiano, decidieron explorar esta alternativa mediante una integración tecnológicamente simple, mas no necesariamente rentable. Ante este reto económico, luego de unos meses de trabajo, han desarrollado un modelo mixto, 80 % humano y 20 % de robot. La complejidad de las decisiones que toma el rappitendero son difícilmente reemplazables, pero los tiempos muertos que ocupan un 25 % del pedido son más baratos para un robot.
El enfoque entonces, ha sido que el robot se encargue solo de la entrega y de los largos tiempos que se toma el cliente en recibir su pedido, permitiéndole al domiciliario concentrarse en la primera parte de consecución de los productos en la tienda o restaurante. Los resultados muestran muy buenos incrementos en los pedidos que puede prestar en alianza humano-robot.
Son aproximadamente 15 KiwiBots que andan repartiendo 120 pedidos diarios por las calles del Poblado en Medellín. Un número que no llega ni al 0.01 % de los pedidos diarios de Rappi. Los KiwiBots son un rappitendero más, al lanzarse el pedido por la plataforma, el personal de KiwiBots decide si esta dentro de su rango de operación en la zona que han mapeado previamente y lo asume. Una vez el robot tiene el paquete en su interior, inicia de forma autónoma el proceso de entrega remotamente supervisado, un viaje que en promedio le toma 13 minutos a una velocidad máxima de 2,75 km/hora (las personas caminan en promedio al doble). Un 15 % de las entregas corresponden a pedidos del Éxito Express y el resto de restaurantes. Todos los pedidos son pagados por medios digitales y de máximo 8 kilos.
En su operación en Medellín, ha ayudado la cultura ciudadana, a quienes divierte ver los robots circulando por sus calles y aceras. En estos momentos, ambas empresas, a la cabeza de Matias Laks, el country manager de Rappi para Colombia y Felipe Chávez por KiwiBot, se encuentran evaluando la renovación del acuerdo que se venció el 8 de julio, que podría incluir otras ciudades en Latinoamérica. El que haya coincidido en el contexto del coronavirus, abrió nuevas posibilidades no consideradas inicialmente. Su alternativa de entrega evitando el contacto persona a persona, por lo pronto les ha traído mucho reconocimiento mundial, varios medios internacionales han publicado historias su operación en Medellín, que una vez más ha quedado como una ciudad que atrae la innovación empresarial.
