He estado atenta al primer debate del Plan Distrital de Desarrollo que fue presentado por la alcaldesa Claudia López porque creo que lo que allí quedó consignado es definitivo para el futuro de Bogotá, y a pesar de no sonar como un plan de fin de semana para muchas personas, me puse en la tarea de ver cómo recibía el Concejo los aportes y pronunciamientos del Consejo Territorial de Planeación Distrital y de la misma administración. En medio de la cuarentena, me propuse seguir las discusiones, que con argumentos a favor y en contra del proyecto, resultaron por momentos entretenidas.
Quiero referirme particularmente a la sesión semipresencial del sábado 23 de mayo en donde las y los 15 concejales que conforman la Comisión del Plan, pudieron asistir al recinto, mientras el resto participaron desde sus casas. Lo primero que me llamó la atención fue que la discusión se centrara mayormente en el ajuste de esta o aquella meta, y no en las ventajas o desventajas del “Nuevo contrato Social y Ambiental” que propone el Plan de la alcaldesa Claudia López. Siendo el Concejo la primera autoridad política de Bogotá esperaba un poco más de debate sobre proyectos y modelos de ciudad.
Entre diapositivas, discursos y fallas de comunicación que ponían los pelos de punta a quienes sesionaban desde sus casas, quiero profundizar un poco sobre algunas que considero dignas de mención. Una de ellas, la del concejal Manuel Sarmiento, vocero del Polo Democrático Alternativo, quien hizo una defensa vehemente (aquí lo pueden ver) del proyecto presentado por la Alcaldía Mayor que nadie había hecho hasta el momento. Sarmiento destacó con claridad los grandes avances de este Plan respecto a la política aplicada por Enrique Peñalosa y la incoherencia de Gustavo Petro en sus críticas a Claudia López. Con su explicación más de uno dentro y fuera del Concejo pudo comprender la importancia de robustecer la Estructura Ecológica Principal de la Ciudad, de un operador público para Transmilenio, de vincular el concepto de soberanía alimentaria como guía para Bogotá, de tener una política integral de empleo y superación de la pobreza de defender sin titubeos la industria de las pequeñas y medianas empresas que en medio de la pandemia se han develado como vitales para nuestra economía. Mención aparte merece la creación de lo que el concejal considera un logro revolucionario del movimiento de mujeres: un Sistema Distrital de Cuidado que apunta a reconocer que cuidar también es un trabajo y debe ser redistribuido para reducir la pobreza y precariedad que golpean con más dureza a las mujeres. Sin duda, la intervención del vocero del Polo dio al debate un nuevo nivel de profundidad y sorprendió positivamente a amigos y contradictores de la administración distrital. Una intervención histórica.
Pero no solo Sarmiento presentó propuestas y análisis, el concejal Diego Cancino hizo aportes interesantes al Plan en su ponencia y tuvo una actitud abierta frente a sus propuestas y cabildantes como María Fernanda Rojas y Julián Sastoque se mostraron propositivos con ajustes importantes al proyecto. Me sorprendió la concejala Andrea Padilla, a quien no conocía, pero dirigió magistralmente la sesión sorteando con éxito los ataques de algunos de sus colegas. La concejala María Victoria Vargas y Emel Rojas, con aportes jurídicos y buen humor en el desarrollo de la sesión nutrieron el debate.
Finalmente, la Administración Distrital logró consolidar unas mayorías que le permitieron aprobar en este primer debate el Plan Distrital de Desarrollo y la Comisión del Plan consiguió pasar a segundo debate una muy buena hoja de ruta para los próximos cuatro años. Les invito a seguirle la pista a las sesiones de plenaria del 30 y 31 de mayo, esperando que el resto del Concejo refrende lo ya aprobado.
