Parmenio Guevara había levantado durante sus más de catorce años en Leticia la Comercializadora e Panificadora Anne, con la que surtía el comercio de lado y lado de la frontera. Don Guevara, como le decía la gente de confianza, además de atender su negocio llevaba mercados a las comunidades indígenas y más necesitadas en el Amazonas y Tabatinga. De ahí que su nombre fuera reconocido por muchos en la región.

En sus últimos años Parmenio Guevara vivió en Tabatinga, donde se estableció con su esposa mientras sus dos hijos mayores de 30 años, fruto del primer matrimonio, vivían a unas cuantas cuadras en un barrio de Leticia. Alfredo, el menor de los dos, con 34 años de edad, había seguido los pasos de su padre como comerciante. A Parmenio, quien nació en Fomeque, Cundinamarca, lo sorprendió la COVID-19 al parecer entregando tapabocas y mercados cuando comenzó arreciar el hambre de sus vecinos con la cuarentena.

El sábado santo, Parmenio Guevara consultó por una bronquitis a la Fundación Clínica Leticia. Los médicos lo enviaron a casa con medicamento y cuarentena preventiva. El miércoles de pascuas, con los síntomas empeorando, Parmenio regresó a la clínica. El chequeo médico insinuaba neumonía por COVID-19 y era urgente un traslado a un centro médico donde hubiera un ventilador respiratorio o mínimo medicamentos, escasos en ese rincón de Colombia para salvarle la vida.

Fue su hijo Alfredo Guevara, quien tomó la lista de contactos de su padre para gestionar un ambulancia aérea que lo llevara hasta Bogotá. El 20 de abril, el avión aterrizó en Leticia pero Parmenio no pudo llegar a su encuentro. Durante el proceso de intubación, sus pulmones no resistieron y un paro respiratorio se lo llevó con sesenta años y muchas ganas de seguir viviendo.

Murió 20 de abril.