Carmen Evelia Toro será recordada como el pilar de una numerosa familia con raíces en el eje cafetero.  De niña limpió casas, lavó ropa y ayudó a su madre en la crianza de sus doce hermanos. La suerte le cambió cuando se casó con un veterinario, con quien pudo mejorar su calidad de vida. Pero enviudó pronto y tuvo que tomar las riendas para sacar adelante a sus siete hijos con los ingresos de una tienda agrícola que montó sola.

Hace diez años decidió instalarse en Queens, en Nueva York a donde se había trasladado a vivir su hija Carmen Toro con su esposo. Aventurera, disfrutaba los paseos, el mar de La Florida, los ejercicios diarios con un juego de pesas. Caminaba las empinadas escaleras hasta el 5 piso para mantenerse en forma. Controlaba la presión alta con medicamentos. E

En Colombia quedaron hijos, nietos y bisnietos a quienes visitaba al menos dos veces al año, como lo hizo en el 2019. Regresó a Nueva York el pasado febrero y a comienzos de marzo empezó a sentir los primeros síntomas.  

En pocas semanas la abuela cohete, como la llamaban por su actividad permanente en la casa y en la calle y por su disponibilidad para estar en todas partes, apoyando al que la necesitara, terminó en una unidad de cuidados intensivos de un hospital en Long Island. Con cadenas de oración en Colombia y en Estados Unidos, rogaron por su vida hasta cuando se perdieron las esperanzas de derrotar al COVID-19 y la familia en Colombia y Estados Unidos se reunió virtualmente para despedirla por Zoom y su hija logró entrar hasta su cama en un cúbico completamente aislada, para que no muriera sola cuando en su vida había estado siempre rodeada de tanta gente que la quería. Tenía 74 años.

Murió el 19 de abril en Nueva York.