Por allá en los noventas, en mis bellas épocas ufológicas y paranormales que abarcaron gran parte de mi adolescencia y parte de mi temprana adultez (¿sería por eso que no conseguía novia?? Entre otras muchas cosas más) emitían por alguno de los tres canales de televisión nacional un interesante programa, en el horario (10:30 a 11:30 am) que en el presente debe estar siendo acaparado por Jota Mario, alguna novela colombomexicovenezolana (como la santísima trinidad si no están los tres no funciona) o dios nos ampare y nos favorezca…el padre chucho.
Se llamaba en un principio PAZ VERDE, allí, un hombre que nunca he conocido en persona, pero que orgullosamente tengo como amigo en Facebook (lo cual ya es mucho) dirigía el programa y cada cuanto, como profesor de colegio, armaba excursiones a sitios agrestes y salvajes de nuestra geografía colombiana. De una manera amena y didáctica nos inculcaba (o al menos a mí) el amor y respeto por la biodiversidad de nuestro terruño. Años después rememoraría sus capítulos, al son de una canción rocanrolera que le servía de intro, en las montañas de Colombia, en una vieja land rover que me servía de ambulancia, rodando sobre carreteras resquebrajas, trochas, ríos y quebradas cristalinas en busca de pacientes para brigadas de salud.
Tiempo después cambio sus paseos ecológicos y se fue inclinando hacia lo oculto y misterioso, ¿que lo llevaría a esto? Es todo un misterio, tal vez fue la rabia por no encontrar ni una miserable esmeralda en sus exploraciones a la laguna de Guatavita, donde como el profesor Cousteau, se metió con todo y cámara a sus profundas y turbias aguas, dejado registro solo de algas entrometidas y algún renacuajo curioso. O tal vez encontró “algo” en alguno de los muchos bosques y montañas que recorrió. Tal vez encaramado en la rama de un árbol, un ser semejante al yoda de star wars le mostro el camino que debía seguir:” un camino nuevo tomar debes, naves y extraterrestres tu misión serán”
Como todo jedi que se respete, acato la orden de su maestro y paz verde de grabar dejo.
El nuevo programa se llamó HISTORIAS SECRETAS y era fantabuloso desde su principio, con un intro parecido al de la guerra de las galaxias o volver al futuro (aquí la memoria me falla) con imágenes de cajón de todo buen archivo ufológico. Allí, vi por primera vez las fotos y videos de los ocupantes de los platillos misteriosos que rondaban por todos lados, aquellos humanoides grises de contextura infantil y oscuras intenciones. Supe de la existencia de Billy Meier y su mensaje de esperanza; no estábamos solos, bajo el amparo de la preciosa Semjatse, Asket y Nera la tierra aun podía respirar tranquila, gracias a él las pléyades ya no eran solo un bonito manchón estelar si no un posible y plausible paraíso. Pero lo mejor de todo fue cuando quiso mostrarnos que no solo los gringos y los europeos tenían sus ets tutelares, los colombianos también teníamos quien nos guiara hacia la luz, y para que se pusieran verdes de la envidia en el área 51, los teníamos en el mismísimo corazón de la cultura chibcha: en Tabio y Tenjo Cundinamarca, allí, luego de un minucioso trabajo periodístico, nos llevó de la mano de los campesinos que veían aterrizar en las huertas de sus casas colosales discos metálicos y donde los más afortunados podían sentarse a las afueras de sus ranchos, bajo la luz de las estrellas y al calor de una fogata a platicar y platicar con estos intergalácticos seres de luz llamados akpalus (o alphaluz como encontré después, pero prefiero el primer nombre, es místico)
lo más apoteósico de todo, fue cuando le siguió el rastro a un parroquiano que había sido raptado por una de aquellas naves y llevado en cuestión de segundos de Pitalito a Boyacá (o al contrario?) fue examinado, preparado y reprogramado para entregar un mensaje de paz, amor y esperanza a la humanidad, y por supuesto, también le fueron dados poderes como el de sanar. Por algunos capítulos, nuestro intrépido biólogo periodista, siguió las andanzas de nuestro gurú latino, para finalmente descubrir que era un timador. Aún recuerdo la cara de decepción del presentador, semejante a la mía al otro lado de la pantalla. Degenerados del carajo como se atreven a jugar con nuestras ilusiones.
Después de esto, guardó los ovnis y extraterrestres en una caja de cartón y nos paseó por el mundo de los espantos y fantasmas de la candelaria, para ir desembocando en especiales de apariciones marianas, que como todos los de este tipo, eran demasiado milenaristas y apocalípticos para mis gustos; al final salió del aire y el programa reapareció meses después, pero esta vez con otro presentador y con otra temática: la de encontrar familias separadas por el destino, muchas lágrimas y gimoteos por todos lados. Creo que este último sirvió de idea para un programa que años después conduciría un siniestro personaje…el padre chucho.
Pero ya dejando de lado a nuestro Rasputín criollo, si tuviese una impresora 3D y pudiese recrear las figuritas de mis superhéroes favoritos, una de aquellas figuritas sería la de Roberto Tovar Gaitán, podrá tener sus ideas locas y todo lo demás, pero a mi parecer merece compartir el palco con algunos superhéroes, ¿Cuáles? Pensé en Clark Kent o Peter Parker, por aquello del periodismo, pero no creo que le hayan picado arañas radioactivas, a lo mucho, mosquitos con malaria, y hasta donde sé, parece cachaco, no de Kriptón, ni Ganimedes, ni mucho menos de las pléyades, aunque vaya uno a saber, en estos días uno no sabe que anunaki puede tener al lado.
Quise etiquetarlo como el agente Mulder, pero no, no me cuadraba, así que al personaje que más se me asemejo, fue tintín, claro, ni es de Bélgica, ni es joven, tampoco tiene un perro llamado milu, pero si es un reportero (o biólogo o periodista o lo que sea) arriesgado y en busca del misterio, para mí con eso basta.
tomado de www.latecleadera.blogspot.com