El escritor Aníbal Quijano Obregón, fue un sociólogo y teórico peruano, fallecido en el 2018. En su libro “Colonialidad del poder, eurocentrismo y américa latina”, comparte claramente, entre otras, la teoría de los roles, aspecto que explicaría (obviamente no excusaría), el ´repugnante suceso de racismo institucional, conocido el pasado miércoles 20 de mayo, donde unos funcionarios del gobierno nacional denigran con palabras soeces a nuestra comunidad indígena representada por la consejería mayor del CRIC.
En el paraninfo de la Universidad del Cauca hay un cuadro pintado por el maestro Martínez, donde se expresa la colonialidad del poder a la que Aníbal Quijano hace referencia; “padres de la patria” son obispos, generales, intelectuales, comerciantes; y los indígenas y afros en, su rol de sumisa fuerza de trabajo. Además, ellos son “los blancos”, y los étnicos “los de color”.
En reiteradas ocasiones he utilizado la expresión de que “los padres de la patria nos dieron la “independencia, pero se quedaron con la tierra”, y sus descendientes, hoy bisnietos, hacen mayoritariamente ostentación de sus apellidos en el centro y la periferia del país. Por eso es lo primero que preguntan cuándo les presentan a alguien: “de que familia eres”.
En una sociedad donde mucha gente para expresar asco o desacuerdo con alguien dice “mucho indio”, o “negro ni el teléfono”, en esa comunidad, la definición de blancura (construcción colonial) y de raza, para describir al componente indígena u afro, no sólo se refiere al color de su piel, sino que le da un puesto en los estratos socioeconómicos y “niveles” culturales.
Estos yupis, mal categorizados como “pensantes avanzados”, se consideran dueños del gobierno y por ende del erario, además están seguros, como los niños (porque se lo han escuchado a sus mentores y referentes éticos), que pertenecen a una categoría exclusiva de funcionarios.
Lo que piensan y dicen en privado, es la apuesta de un gobierno que en público desafía a los gobernados con ñeñe escándalos, nombramientos en altos cargos a cuestionadas figuras, incumplimiento a los acuerdos firmados, hacer trizas el acuerdo de paz y querer que se olvide todo con pequeños subsidios para mantener la hegemonía sobre la necesidad de la población. Esto es entre otras, su acción de poder para reafirmar su colonialidad.
Es cierto, detrás de expresiones racistas y xenófobas, está una concepción, una teoría practicada desde los poderosos, desde los gobernantes, que reza como dijo el funcionario Alejandro Plata Peña: “siempre van a ser miserables y brutos”; pero otras apuestas y prácticas se vienen construyendo desde las comunidades, donde por ejemplo la solidaridad de aportar con mercados del campo a la ciudad es base del hermanamiento, el control territorial frente a la pandemia y la exigibilidad de derechos una práctica social, cultural económica y política, donde nos vamos constituyendo en alternativa de poder frente a la colonialidad existente en Colombia.
Diálogo intercultural, reconocimiento desde nuestras diferencias que es en sí nuestra mayor riqueza, altivos y dignos: indios, negros, campesinado y población urbana, seguiremos construyendo la Colombia Humana.