La intervención que la Supersalud le realizó al Hospital Universitario Julio Méndez Barreneche de Santa Marta es un campanazo de alerta de lo que se estaría tramando desde las altas esferas donde se toman las decisiones cruciales de la política colombiana.
No se descarta que planeen llenar de procesos disciplinarios al gobernador del Magdalena y reciente anfitrión del Grupo de Puebla, Carlos Caicedo, toda vez que el mandatario departamental de izquierda está manejando magistralmente la pandemia en esta sección del país de modo conjunto con Virna Johnson, alcaldesa de Santa Marta y compañera de partido político.
La derecha latinoamericana ha creado un guión para descabezar a los líderes políticos progresistas. Vean los casos de Lula y Dilma Rousseff en el Brasil; Evo en Bolivia; Cristina Fernández en la Argentina; Fernando Lugo en el Paraguay; Manuel Zelaya en Honduras. Golpes parlamentarios, golpes de Estado y persecución política mediante la instrumentalización de justicia, lawfare o guerra judicial.
Al capítulo de la intervención bajo la sombra de la liquidación en plena pandemia del importante hospital de Santa Marta por parte del Superintendente uribista de Salud de Colombia se suma un nuevo episodio. La mayoría de los diputados de la Asamblea Departamental del Magdalena niegan la aprobación de más recursos para la salud y educación, propuesta presentada por el gobernador Carlos Caicedo.
Con tal de frenar el avance de la propuesta política fresca de Caicedo, no reparan ni siquiera en quebrar el sistema sanitario y educacional del pueblo del Magdalena. El lawfare a lo criollo busca secarle el agua al pez para que se asfixie. En verdad, el plan es difamar mediante el uso de los medios de comunicación, redes sociales y aparato judicial para producir descontento social contra el líder progresista de Aracata y coterráneo del nobel de literatura colombiano, Gabriel García Márquez.
Seguramente luego saldrán a atribuirle la culpa a Carlos Caicedo del colapso del sistema sanitario y del educacional, y le enviarán los entes de control para que lo descabecen a fin de que le presenten su cabeza al eterno presidente del partido de gobierno.
Carlos Caicedo es desde la izquierda una nueva esperanza para los sectores más olvidados de Colombia.