Si en algo están coincidiendo los columnistas nacionales y regionales es en que este segundo mandato del presidente Santos va a ser distinto al primero. Las áreas en las cuales se esperan cambios significativos de rumbo han sido enumeradas de distinta manera, de acuerdo a lo que consideran fundamental en esta nueva etapa o a errores del gobierno 2010-2014 que deberían corregirse. La verdad es que, más que con un espíritu de crítica cargado de 'mala leche', lo que en general se busca es una administración exitosa en esta nueva etapa que se inicia el próximo 7 de agosto.
Un tema fundamental de todo gobierno es la conformación de su gabinete y en esta decisión también se esperan cambios importantes que no obedezcan a pago de favores que terminen en ministros improvisados, sin experiencia y sin la suficiente trayectoria para enfrentar lo que se avecina, si contamos con suerte: el inicio del posconflicto. No solo se trata de esa esperada representación regional que ha sido una de las mayores críticas, dada la sobrerrepresentación de bogotanos en este equipo que termina. Igualmente importante es la capacidad, madurez, representatividad de todos los sectores y la experiencia de los nuevos ministros en sus respectivas áreas.
Debe recordarse que en estas primeras etapas después de la firma y refrendación de los acuerdos de La Habana, se viene un duro período de expresiones permanentes de una sociedad que ha visto pasar el tiempo sin que los avances económicos registrados por las cifras económicas nacionales, se traduzcan en iguales niveles de progreso en regiones (menos aún, en los sectores de clase media y especialmente en los más pobres). Lo mínimo que se espera es que ese tono clasista del gobierno anterior cambie por uno que coincida con las esperanzas de una sociedad que ha visto cómo la distribución de ingresos está a años luz de lo que aún sucede en sociedades desarrolladas.
Por lo anterior, el equipo ministerial debe ser de primera línea y para ello toca despreciar muchas de las sugerencias que le hagan los políticos tradicionales. Precisamente por la diversidad de los votantes que le dieron el triunfo, el presidente Santos, como afirma María Teresa Ronderos, puede darse el lujo de sentirse en libertad para escoger a los mejores en todas las carteras. No más ministerios de segunda, como Salud, Educación, Medio Ambiente y Agricultura. Por favor, aplique en todos los casos los criterios que se utilizan desde hace años para elegir a los ministros de Hacienda.
Y a propósito: hay muchas mujeres que merecen por fin llegar a manejar sus respectivos campos: la presidenta del Grupo de Energía, Sandra Fonseca, una mujer fuera de lote con un larga trayectoria, desde técnica hasta llegar a ser presidenta de este grupo. Siempre he creído que Soraya Montoya debería ser ministra y nunca he entendido por qué a Vicky Colbert no la han llamado para dirigir la cartera de Educación. Isabel Londoño debería ser la Consejera de Equidad de Género, por lo menos. Y así podríamos hacer una lista interminable de mujeres valiosas que deberían dirigir distintas carteras. A muchos nos gustaría ver a Cecilia Correa continuar en Mintransporte porque ninguno de los ministros anteriores se ha puesto realmente las botas, como ella, para sacar del atolladero la infraestructura nacional.
¿Quieren algunos costeños? Que tal Jairo Parada para Hacienda, Ph.D. en economía, profesor de Uninorte y un analista de primera. También la actual directora de Proexport, samaria como pocas, puede llegar perfectamente a MinComercio. Ramsés Vargas, que ha hecho el milagro de rescatar lo que no se creía rescatable, la Universidad Autónoma del Caribe, puede ser perfectamente ministro de Educación. ¿No sería el momento de poner a nuestro brillante asesor de la Junta del Banco de la República, el economista cartagenero Adolfo Meisel en la dirección de Planeación Nacional si Tatiana tiene otros planes? Como para que no digan que no hay ni mujeres ni costeños.
PD: No dejen salir a Juan Ricardo Ortega de la Dian, difícil encontrar su reemplazo.
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