Para nadie es un secreto que la actual pandemia que vivimos por el COVID-19 ha sacado el espíritu emprendedor de las personas a flote, pero me preocupa enormemente ver noticias como la de que bailarines de salsa en Cali ahora venden comidas rápidas para sobrevivir a la crisis o en su defecto un bombardeo de publicaciones en redes sociales (Facebook, WhatsApp y Twitter) de gente ofreciendo todo tipo de productos para el consumo. Es ahí donde se me encienden las alarmas, me entra una gran preocupación y me surge una duda: ¿quién está controlando esto?
Me inquieta muchísimo porque actualmente se está llevando un esfuerzo inmenso por tratar de cerrarle las puertas al coronavirus, pero a la par parece que se le están abriendo las ventanas a otro tipo epidemias como el cólera, la hepatitis, la escherichia coli, la salmonelosis y muchas otras enfermedades más que se pueden trasmitir por alimentos (que nosotros llamamos ETAS).
Respeto y valoro muchísimo que la actual situación saque a flote ese espíritu emprendedor intrínseco en el ser humano para sobrevivir, no dudo de las capacidades de muchas personas para cocinar, ni me limito a decir que esa habilidad solo puede ser desarrollada por personas certificadas o con un título en cocina, pero siempre y cuando se haga de manera responsable y siendo conscientes de los riesgos que conlleva el manipular alimentos.
Si tenemos en cuenta las cifras de la OMS, más de 600 millones de personas se enferman al año en el mundo por enfermedades transmitidas por alimentos y alrededor de unas 400.000 fallecen. Si comparamos estas cifras con las de contagiados por coronavirus a nivel mundial, el número es de unos 5 millones de personas infectas alrededor del mundo, pero con una letalidad bastante alta, ya que el número de decesos por la actual pandemia se acerca al de muertes anuales por enfermedades transmitidas por alimentos. Sin embargo, si juntamos ambos factores pues estamos ante un cóctel bastante explosivo y aún más letal.
Así que no se trata de cocinar por cocinar o hacerlo para desvararse en la actual circunstancia, es saber que si se va a hacer hay que instruirse, capacitarse y no agravar más la situación, que de por sí ya es bastante difícil. Imagínense todos poniendo inyecciones o siendo niñeras/os a domicilio. ¿Usted se dejaría inyectar de cualquiera o dejaría entrar a su casa a un desconocido a cuidar a sus hijos? Insisto, todo eso es posible, pero de forma responsable, porque hasta para poner una inyección uno debe estar cualificado, igual para manipular alimentos como un ejercicio o actividad fuera de la vida cotidiana particular o del hogar.
Mi invitación es entonces para aquellos que están pensando en emprender o en buscar la manera de autosolventarse durante la crisis a que piensen muy bien en los riesgos, deberes y responsabilidades que elaborar, manipular y vender alimentos conlleva. Si es el caso, les recomiendo hacer el curso de manipulación de alimentos, leer sobre las BPM y sobre todo seguir los protocolos, porque de lo contrario usted podría exponerse a múltiples sanciones, a multas excesivamente altas o inclusive enfrentarse a un proceso penal con agravantes en caso de haya una muerte por envenenamiento, intoxicación, infección o daño causado por alimentos.
Y recuerde que las únicas entidades que pueden expedir un certificado sanitario son las secretarías seccionales de salud de cada departamento, las secretarías de salud de cada municipio, el Invima o las empresas reconocidas y autorizadas por estas.
Si desea algún tipo de asesoría en el tema, le dejo mi correo, al igual que algunos enlaces de utilidad:
- Secretaria de Salud Distrital