El niño tenía cinco años y llevaba días con tos seca y fiebre. Cevher Toktas tenía 32 años y más de una década como futbolista profesional. Jugaba en el equipo turco Bursa Yildirim y, lo que nadie sabía, era que odiaba a su hijo. Lo llevó al hospital en su ciudad de Bursa. Le hicieron los exámenes y resultó que tenia Coronavirus. Los médicos lo pusieron en cuarentena. Turquía es de los países más afectados por el virus, ya tienen 141.000 afectados y 3.900 muertos.
El niño ingresó al hospital el 23 de abril y su estado era estable. Tenía los pulmones inflamados pero no era nada grave. Después de una visita de Cevher a su hijo el niño murió. Los médicos dieron su diagnóstico: el pequeño era una víctima más del Coronavirus. Pero la verdad, la terrible verdad se supo después. Once días después y con una frialdad pasmosa el futbolista contó la verdad: "Presioné una almohada sobre mi hijo, quien estaba acostado boca arriba. Durante 15 minutos presioné la almohada sin levantarla. Mi hijo estaba luchando durante ese tiempo. Después de que dejó de moverse, levanté la almohada. Luego grité a los médicos para evitar cualquier sospecha sobre mí".
No lo amaba, nunca lo amó, así lo confesó. Afirmó que no estaba loco, simple y llanamente no lo quería y por eso lo mató, no quería cargar en la casa además con un niño que tuviera encima un virus. El futbolista fue arrestado y será duramente juzgado. Esta es la foto del pequeño: