La cuarentena tiene en jaque a casi toda la economía colombiana. Son muy pero muy pocos los sectores que han podido continuar tranquilamente mientras todos sus empleados, clientes y proveedores se encierran en sus casas para prevenir un enemigo que no terminamos de entender. Es muy preocupante, sin duda. Pero es un desafió que nos pone al frente debates y reflexiones que yo siento que es necesario hacerse al menos una vez en la vida.
Pues bien, Avianca, la aerolínea estampa de Colombia, una de las más antiguas del mundo y que ha controlado (por no decir monopolizado) el transporte aéreo colombiano por décadas, hoy se encuentra en una encrucijada propia de una novela mexicana. Sus casi 250 aviones están en tierra y no puede vender tiquetes. Al día, yo calculo que debe estar perdiendo miles de millones de pesos y sus directivos hoy nos obligan a considerar una ayuda financiera con plata de NUESTROS impuestos para salvarla. Y pongo "nuestros" en mayúscula porque son de nosotros los colombianos y no de ellos (Avianca).
Porque, como ya todos sabemos, la "aerolinea estampa de Colombia" está registrada en Panamá. Por nada distinto al favorecimiento tributario que esto implica. Para esquivar su responsabilidad de retribuir sus ganancias a la sociedad colombiana. Porque, como millones de colombianos, prefieren hacer maromas para que sus bolsillos crezcan más y no hacer las vainas como deben ser. Hoy, que a la aerolínea le cayó las 7 plagas de Egipto encima, que están viendo un fin de su monopolio cerca y que temen ver secos esos bolsillos que por años se han dedicado a llenar con esmero, entonces si van a poner su carita de pan dulce y adolorida al gobierno de Iván Duque, atinando a un sentimiento nacionalista de responsabilidad y patriotismo con la nación que les ha dado vida pero que nunca quisieron retribuir con lo que debían. En las buenas no pero en las malas si.
Ojala con el tema de los impuestos fuera lo único con lo que se han aprovechado. ¿Qué tal cuando se fregó la vía al llano que Avianca corrió a poner más vuelos Bogotá-Villavicencio, vendiendo todas las sillas a precios ridículos de hasta 2 millones de pesos? O cuando han condenado a regiones como Nariño a pagar tiquetes de no menos de 700 mil pesos para llegar a su capital, o cuando nos sobrevenden los pasajes por no hacer el checkin online con el argumento de "no quitar la oportunidad de viaje a otros pasajeros", o cuando sus vuelos se atrasan hasta 4 horas y la culpa nunca es de ellos, etc.
Pero bueno, yo soy una persona que cree en el Karma. Y aunque creo que Avianca no merece quebrarse ni mucho menos desaparecer, si creo que hoy se merece que los colombianos le digamos: vaya pídale ayuda a Panamá.