No soy trabajador de la construcción ni empleado en empresa de manufactura pero las noticias muestran hasta qué nivel de desconcierto están llegando tanto las empresas como los operarios. Salen las normas incompletas; contradictorias entre autoridades locales y centrales; inconsistentes entre el tiempo de la apertura y los requisitos para iniciarlas. Mas parece una improvisación para mostrar que algo se está intentando qué medidas para producir un resultado.
Infortunadamente, en general, las declaraciones e informaciones es más lo que desconciertan que lo que iluminan.
Es verdad que en parte se puede atribuir a las exageraciones de la OMS. La referencia a la peste negra es fuera de todo límite: aquella mató el 30 % de la población mundial, lo que equivaldría a temer que hoy se murieran casi 2.000 millones de habitantes; igualmente absurdo es el paralelo con la ‘gripa española’ de hace un siglo cuando se estima que perdieron entre el 10 % y el 20 % de su población los países afectados (sería como si hoy en el mundo murieran del orden 1.000 millones de personas, o en Colombia entre 4 y 8 millones).
Otra expectativa mencionada es que solo el 20 % de las personas pueden ser inmunes naturales al virus y que por lo tanto susceptibles de enfermarse pueden ser el 80 %. El potencial del mundo sería 5.000 millones de infectables, y el de Colombia 36 millones.
También usaron de referencia el SARS del 2003 que produjo 700 fallecimientos sobre 8.000 infectados y por ser un coronavirus se propagó a altísimas velocidades (se redujo a los países asiáticos principalmente y por eso reaccionaron más rápido y mucho mejor al actual virus). Si la letalidad del covid-19 fuera igual habría hoy en mundo cerca de 2.500.000 de muertos, cuando van la décima parte 250.000, y en Colombia habría 5.000 cuando van 252, la veinteava parte.
Ni la morbilidad ni la cantidad de muertes se acercan a lo temido inicialmente.
Entre nosotros desde el primer caso de contagio -6 de marzo- hasta hoy el promedio de fatalidad ha sido de 5 diarios y el primer fallecido lo fue el 21 de marzo con un promedio de 7.2 desde entonces.
Según explican las autoridades la curva ya está ‘aplanada’, significando esto que el número de muertes tenderá a no ser creciente de ahora en adelante: en los últimos 15 días el promedio es de menos de 10 muertes diarias y en los próximos dos meses tendríamos del orden de 500 decesos, menos que por cualquiera de las diferentes formas de violencia o de nuestras enfermedades endémicas.
Como mayor de 70 años quedo desconcertado:
Unas tiernas declaraciones de que para ‘proteger a los viejitos’ y ‘darles las gracias por lo que han hecho por nosotros a lo largo de la vida’ justificaron que debía disminuírseles su riesgo de contagio, que por eso su aislamiento sería más largo que el del resto de la población. Pero después resultó que en realidad era para que -por la mayor probabilidad de que se enfermen- no saturen la capacidad de los sistemas de salud; en cierta forma es repetir lo que se dramatizó en Italia cuando los médicos decían que les tocaba escoger a quien dejaban morir y escogían a los ancianos porque tenían menos vida por delante. Ahora se da la explicación adicional de que por ser más susceptibles al contagio son además vectores más rápidos de propagación de la enfermedad, en otras palabras, más peligrosos.
No se explica la incoherencia de prácticamente castigar a los ‘viejitos’ quienes, además de ser los que más encerrados y más aislados viven, menos actividad social tienen y menos comparten en grupos. En cambio, son quienes más dependen de contactos humanos para su supervivencia, ya sea colectivamente en ancianatos o individualmente en manos familiares; poca necesidad o apremio tienen de salir, pero nada más absurdo que limitarles ese derecho.
Y eso también plantea el tema ya jurídico del trato discriminatorio. En el decreto que prorroga el aislamiento y comienza la apertura se menciona la sentencia de la Corte que trata el conflicto entre las medidas de emergencia y la relación con los derechos humanos; pero ni eso se argumentó en las primeras medidas, ni eso aclara cómo se aplica al actual caso, ni ha pasado el control de la Corte Constitucional.
En cuanto al contagio los datos oficiales son:
Rango de edades de los casos
Independientemente de lo exagerado o no de lo que motivó las medidas y en consecuencia de las medidas mismas tomadas, el resultado buscado se ha logrado: la curva en prácticamente todos los países se ha ‘aplanado’. Y se nos repite lo favorablemente que se compara Colombia con la mayoría de los países.
La gravedad de la pandemia fue sobredimensionada; el manejo dado permitió controlarla; el país ha cumplido las políticas señaladas por la OMS, reduciendo los riesgos y ralentizando el contagio; es dudosa la juridicidad de la discriminación y mentira que sea en bien de los mayores de 70 que se les prolonga el aislamiento más que al resto de la población; la infección en los mayores de 70 es menor que en cualquier otro rango de edad; ¿será que lo ‘inteligente’ del aislamiento es el mantener encerrados a los mayores de 70?