Claro que sería mejor que el presidente Iván Duque y la alcaldesa Claudia López se coordinaran y se pusieran de acuerdo para lidiar con la grave crisis sanitaria, social y económica generada por el covid 19. También que hubiese plena sintonía con todos los gobernadores y alcaldes. Una sola voz en el Estado, en momentos de confusión y de incertidumbre, ayudaría mucho a mitigar los efectos de la pandemia y a conjurar la angustia ciudadana.
Pero eso no ha sido posible, ni será posible en el inmediato futuro porque los mandatarios se mueven en escenarios diferentes, porque hay ideas distintas de cómo enfrentar la pandemia y hay diferentes maneras de atender las presiones de la ciudadanía y de los grupos de interés del país.
Claudia gobierna a Bogotá que es el lugar más afectado por la pandemia y siente mucho más cercana la presión ciudadana, de hecho, fue donde primero se presentaron brotes de protesta ciudadana y llamados angustiosos por el hambre. La ciudad capital tiene un poco más del cuarenta por ciento de los contagiados y de los muertos.
Al empezar esta semana tendremos una manifestación clara de esas distintas visiones. El presidente Duque ha decidido abrir las puertas para que los trabajadores de la construcción y de la manufactura regresen a sus labores, con algunas precauciones. En cambio, Claudia López postula que se debe hacer una reactivación de la economía “gradual, secuencial y segura” porque ni la movilidad, ni el sistema de salud están preparados para lidiar, en condiciones de seguridad, con más de cuatrocientas cincuenta mil personas que saldrán a trabajar. Dice que el riesgo de contagio aumentará de manera exponencial.
Así que Claudia López decidió, desde el principio, rodearse de un gran grupo de expertos, de científicos, y priorizar las recomendaciones de estos expertos sobre las demás voces y presiones. De la mano de ellos y mirando lo que estaba ocurriendo en el mundo, en especial lo que acontecía en Europa y Estados Unidos donde la demora en tomar decisiones estaba causando estragos, decidió adelantarse al Presidente y ensayar una rigurosa cuarentena durante un largo fin de semana.
Decidió también brindar plena transparencia en la información: “me encargaré de que los ciudadanos tengan la misma información que recibo yo sobre la pandemia” dijo la mandataria. En un tablero, mostrando cifras, mapas y gráficos se puso en la tarea de explicar día a día lo que estaba ocurriendo en la expansión del virus y se atrevió a lanzar hipótesis sobre las consecuencias de no tomar medidas drásticas de confinamiento y cuidado.
Claudia López, en la disyuntiva entre proteger la vida y la salud o proteger la economía, decidió priorizar la vida y la salud sin descuidar la producción y la economía, en cambio Duque ha puesto al mismo nivel los dos factores. Esto, que parece una discusión bizantina, tiene consecuencias muy claras a la hora de tomar decisiones. Duque decidió ser más receptivo a las presiones empresariales.
Por último, para nadie es un secreto que Claudia López tiene una mayor independencia frente a las estructuras políticas tradicionales, lo mismo ocurre con los mandatarios de la mayoría de las grandes ciudades del país que fueron favorecidos por el voto de opinión en las pasadas elecciones y que han jugado un papel clave en la gestión de la crisis y han jalonado al Gobierno Nacional a tomar decisiones de confinamiento y cuidado.
Ahora bien, el que tiene mayor poder de decisión es el presidente Iván Duque. De hecho, utilizó las facultades para declarar el Estado de Emergencia y desde entonces y hasta el 17 de abril, ha tomado 271 medidas a través de 32 decretos ordinarios, 79 decretos legislativos, 41 circulares, 2 boletines, 9 directivas ministeriales, 1 directiva presidencial y 55 resoluciones.
Del total de medidas expedidas por el gobierno, 114 están dirigidas a la población en general y van desde el aislamiento obligatorio, el cierre de aeropuertos y terminales, hasta lineamientos para el trabajo a partir de TICs y para manejo de áreas comunes en propiedades horizontales. Unas 95 están destinadas a poblaciones específicas, de las cuales 38 están dirigidas a la población vulnerable (niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, grupos étnicos, población carcelaria y personas en situación de pobreza); 47 han sido dirigidas a empresarios y 54 medidas han sido expedidas para entidades públicas, de las cuales, 11 están destinadas a los entes territoriales.
Esta profusa y variada cantidad de decisiones ha tenido ocasión en medio del cierre del Congreso y de la ausencia de las Cortes, lo que ha dejado al país sin el control político y jurídico que deberían tener todas estas medidas.
Claudia López, según lo ha manifestado, es perfectamente consciente de la preponderancia legal y política de las medidas presidenciales, pero también es consciente de la trascendencia de su liderazgo y de su comunicación con la ciudadanía. Lo cierto es que la Alcaldesa, hasta el momento, aventaja en los registros de opinión al Presidente, y esta es su arma para seguir dándole cuerda a sus ideas y decisiones que tienen un impacto en la ciudad y en el país.