No he visto un solo medio de comunicación que haya hecho referencia a la muerte de Brayan Moreno, hincha de Santa Fe de la localidad de Fontibón, que según la Bogotá Humana, no es zona roja respecto del conflicto entre barras.
En hechos acaecidos en la madrugada del sábado, Brayan Moreno es atacado con arma blanca por parte de hinchas de Millonarios, acabando con su vida. Mientras tanto, la Bogotá Humana deja de lado su trabajo de barras a través de la articulación entre el IDIPRON, Secretarías Distritales y Gobierno Nacional: todo ello en cabeza de la Secretaría de Gobierno Distrital, en cuanto que su foco de acción ha estado dirigido a las alianzas políticas a alto nivel con el gobierno santista en la búsqueda de la reelección que permita la continuidad de la Mesa de Diálogos para la terminación del conflicto a través de la vía política.
En este sentido se evidencia la falta de atención del gobierno de Bogotá por atender al tratamiento del “Otro conflicto”: el ‘conflicto social y armado urbano’ por parte de las barras en las principales ciudades del país que requieren esfuerzos de memoria, verdad, justicia y esfuerzos de ‘no repetición’ de los delitos en razón a las barras.
En medio de la contienda electoral y la presencia de la Selección Colombia en el mundial de fútbol, se hace difícil poner la atención en el ‘conflicto armado urbano’ al que hago referencia. Los gobiernos distritales parecen preocuparse por la problemática de barras únicamente con miras a acumular capital político juvenil.
Se hace necesario un tratamiento cercano a la Justicia Transicional que implique esfuerzos colectivos en la memoria, justicia y no repetición de los delitos. No basta con dar posibilidades laborales a los líderes de las barras u oportunidades productivas.
El cambio o transición política de las barras: de la barra brava hacia una barra popular que reivindique y desestabilice gobiernos, no se logra con lo que hasta ahora ha ofrecido la institucionalidad distrital, concretamente la bogotana.