— ¿Mijo, usted qué opina del coronavirus?, ¿será que nos va a matar a todos?
— Pues Dios te oiga.
— ¿Cómo así?
— Mentiras, padre, ojalá que a vos no, bueno, que a nosotros no.
— No diga eso, mijo, no le dé gusto a la lengua.
— Bueno, que no se lleve a muchos, pero que sí se acuerde de unos cuantos. Y si muchos no son tantos, pues que se lleve el fútbol, el que mercantilizaron y le robaron al pueblo, es infame lo que se paga por verlo... eso que es el deporte que no distingue clases sociales. Ah y por ahí derecho que se lleve también a los medios de comunicación.
— ¿Mijo, por qué a los medios de comunicación?
— Porque nunca entendieron su papel en la esfera pública, son una fuerza manipuladora. Qué desconsuelo saber que nunca concibieron lo importante que es para la democracia deliberativa su posición neutral. O bueno quizás sí, de hecho sí, lo entendieron tan bien que ahora responden a los sistemas económicos y administrativos. ¡Que se los lleve entonces!
— ¿En qué íbamos?
— ¡En los medios de comunicación mijo!
— Ah sí, retomemos. Que se lleve entonces a Juan lozano, Hassan Nassar, Néstor Morales y su esposa, pero, ojo, que ella no se vaya a olvidar de su medio hermano. ¡Que se los lleve a todos!
— ¿Quién? ¿El coronavirus?
— No, padre, ¿cómo se le ocurre? Hablo de un avión de Avianca, que va rumbo a Italia, con Vicky Dávila y su esposo, dizque a la misa de beatificación. No me vaya a preguntar de quién.
— ¿Y Pacho Santos?
— No, ese no, ese que se quede luchando contra la homofobia de los no heterosexuales de su partido político.
Bueno, y ya que me acordé, de los reyes filósofos de la Colombia con P mayúscula (ni se le ocurra compararlos con los de la Calípolis de Platón), además de Elsa Noguera y sus 18.000 millones para el suministro de “mercaditos” y al que subsidió hasta “miciahijuemadre” con cédula número 1111111111 del municipio de Distracción, allá en La Guajira, en la “ayudita” de Ingreso Solidario. Aprovechando, que se lleve entonces a Francisco Barbosa, el fiscal general que escogió el propio gobierno, y a los honorables congresistas que se reúnen por Skype a debatir sobre el futuro del país en esta contingencia.
Y para finalizar, solo resta por implorar que si está en Medellín no se olvide de Fico. Por cierto, le recomiendo que antes de llegar al aeropuerto pase por llano grande y recoja al que ya sabemos, con sus hijitos y todo. También que de camino pase por Bogotá (que está a 45 minutos por aire) y recoja a Sarmiento Angulo, se desvie hacia el Atlántico y le dé vueltecita a los Gerlein, a los hermanos Char y hasta a la hijita de Aida. Ah y cuando ya esté cruzando el charco, que ni se le ocurra dejar al nobel de paz.
No siendo más, que no olvide que aún vive mi profesor Felipe de la universidad, mi exjefe Isabelita del DPS que compraba huevos a precio de salmón para reparar a las víctimas del conflicto armado, mi vecina que siempre que pasa por mi casa voltea a mirar hacia la sala y los sacerdotes de la divina redención que me llenaron de miedos cuando estuve en el colegio. Si no es mucho pedir, que no deje atrás a Hannah Arendt, que me sacó de las cavernas y me frustró la vida enseñándome la realidad.
– Arendt ya murió.
— Pues entonces que se lleve a su descendencia, alguien tiene que pagar mi frustración.
— ¿Mijo, pero que se los lleve quién? ¿El coronavirus?
— ¡No, el putas!
