la teoría política nos ha enseñado que la posibilidad de controvertir las decisiones de los gobernantes y hacer oposición es una de las cualidades del régimen democrático. Es más, goza de una protección constitucional que debe ser garantizada por quienes ejercitan el poder.
Bajo esta premisa, además del ejercicio de los derechos como la libre expresión, se tiene la oportunidad de hacer control social a partir de mecanismos de participación como las veedurías ciudadanas y es permitida la protesta como manifestación pacifica por vía de hecho. Por otro lado, está la posibilidad de hacer control político, ejercido por el poder legislativo y los cuerpos colegiados como las Asambleas departamentales, los Concejos municipales y las Juntas Administradoras Locales, quienes cuentan con herramientas jurídicas para realizar debates, citaciones a funcionarios públicos y mociones de censura, entre otros.
No obstante, en muchas ocasiones estas posibilidades que brinda la democracia son aprovechadas de manera inescrupulosa por líderes de opinión, sociales y políticos, quienes obnubilados por el afán de protagonismo y poder, buscan la manera de desacreditar a los gobernantes y sus funcionarios acudiendo a la calumnia, la intriga y la difamación, sin consideración de la verdad y del daño que hacen al polarizar y fragmentar a la ciudadanía, agudizando la desconfianza e incredulidad en lo público.
Justamente, en estos momentos en que es palpable la incertidumbre, el miedo y la desesperanza ante la amenaza a la vida y la estabilidad económica del país debido a la emergencia sanitaria por el Covid-19, es en el que se predica solidaridad y se espera de los representantes sociales y políticos una capacidad de unificar a la sociedad en torno a unos propósitos comunes que permitan superar la crisis sanitaria y socio-económica.
Por tanto, no es el momento de acudir a sentimientos mezquinos y los antivalores practicados en el ámbito político, esperando que tropiecen quienes gobiernan y deben tomar decisiones complejas para conjurar las consecuencias de la pandemia.
Se ha visto en las ciudades de Medellín y Bogotá, como los opositores de los Alcaldes están ansiosos a la espera que cometan algún error para lanzarles piedras y movilizar a la ciudadanía por los caminos del descontento y la protesta irracional, que pueda crear confusión, caos e inestabilidad en el gobierno, para ser aprovechada con cálculo político, como cual aves carroñeras, por quienes desean hacerse al poder que perdieron en las urnas.
No significa esto que no se deba seguir haciendo control social y político a las decisiones de los gobernantes, sino que los mismos deben realizarse con respeto y honrando la verdad, sin desvirtuar los hechos acomodándolos a intereses oscuros, pasionales y particulares, que en nada aportan a la unidad para lograr el bienestar colectivo.