“Las víctimas y los familiares de las víctimas, quienes hemos vivido en carne propia los rigores de la guerra estamos facilitando con nuestra actitud de perdón y reconciliación, el buen término de este ejercicio en búsqueda de la paz”, esta frase se la escuché a la representante a la Cámara oriunda de Pitlaito, (Huila) Consuelo González, (ex secuestrada) quien no ayudó a elegir al candidato Santos hace 4 años, (puesto que pensó que iba a ser manejado por Uribe), pero ahora sí trabajó para reelegirlo con el argumento del proceso de paz que se adelanta en la Habana.
Me trajo a la memoria la historia de mi familia. Mi padre quedó huérfano a los ocho años de edad, anda en 74. Mi abuelo Víctor Julio Castro del corregimiento de Guayabal, en Suaza (Huila), único patriarca liberal de la región, fue asesinado cuando se desató la violencia política del siglo pasado. Y mi abuelo materno, también liberal, Teodoro Guerrero de Arbeláez (Cundinamarca), fue perseguido y le quemaron una casa de habitación en una de sus parcelas en zona rural de ese municipio.
Sin embargo, nuestras familias han perdonado y mi padre Álvaro Castro Cuéllar, apóstol de Jesucristo por la gracia de Dios, quien fundó la Iglesia Jesucristo La Única Esperanza hace más de 35 años, en esta región del país, y que ahora cuenta con medio centenar de congregaciones incluso fuera del territorio nacional, predicando todavía el Evangelio de salvación, sin ninguna clase de pretensiones, sin profecía para manipular, ni pactos de prosperidad, vive en función de los propósitos de los siervos de Dios: orar y ayunar, para derrotar toda potestad diabólica de brujería, corrupción, desviaciones sexuales, violencia, etc., bendiciendo a las autoridades y actuando, puesto que la Biblia dice: “la fe, sin obras, es muerta”.
En nuestra Iglesia, con el respeto que nos merecen todos los feligreses, nos comprometimos con la opción de Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras, recibimos toda clase de propaganda negra de diferentes congregaciones que con falacias y argumentos sin fundamento nos instigaban a votar por la candidatura contraria, a sabiendas que para Uribe y Zuluaga, no estamos en guerra, lo que existe, es una amenaza terrorista en contra del Estado. Para quienes hemos sido víctimas, entendemos que lo que existe es un conflicto armado que tiene raíces políticas y el propósito es crear las condiciones para superarlas y el Gobierno del Presidente Santos, está en ello. ¡Dios bendiga a Colombia!
