El populismo, es el hermano gemelo del autoritarismo.
En medio de una pandemia mundial, cuando los paradigmas de la modernidad están a prueba, en medio de la incertidumbre, y el miedo que asfixia la esperanza de muchos, el Centro Democrático lanza un golpe populista a la opinión pública. Un intento desesperado por recuperar legitimidad y confianza en medio de la crisis.
El Centro Democrático, lleva varios años liderando una cruzada inquisidora, contra la Corte Suprema de Justicia, ya que no aceptan, que se haya atrevido a mirar a su líder, el “presidente eterno”.
Ahora, justo cuando el Congreso de la República inicia sus actividades, empezando por un control político de varios de los decretos que a firmado el presidente Iván Duque, en medio del Estado de Emergencia decretado a partir de la pandemia por la COVID-19, el partido de gobierno contraataca con esta propuesta farandulera, que amenaza la débil democracia del país.
El argumento económico de esta propuesta de reforma constitucional, es que el Congreso es muy costoso, y para ahorrar recursos, lo mejor es realizar una reducción del Congreso en un 50 por ciento.
Actualmente el Senado tiene 108 integrantes y la Cámara 172 representantes, con el proyecto del Centro Democrático el Congreso quedaría así:
Un Senado con 47 congresistas que se elegirán, por circunscripción nacional, 1 más por la circunscripción indígena, 2 curules para el partido Farc y una más para el candidato presidencial que quede de segundo en dicha elección.
Y una Cámara, con 66 curules por circunscripción territorial, 33 más elegidas por cada millón de habitantes que tenga cada región, tres para el Partido Farc, 1 curul para el representante de los colombianos en el exterior, otra más para la representación indígena, otra para la representación afro y una más para la fórmula vicepresidencial que, quede en segundo lugar en dicha elección. Un Senado de 51 senadores y 106 representantes.
Por supuesto, aquí el primer cercenado es el Acuerdo de paz con las Farc-Ep, al perder 5 curules en el Congreso y las curules de víctimas, que no son tenidas en cuenta en esta propuesta, no podría ser diferente, pues el Centro Democrático siempre ha legislado y gobernando contra las víctimas del país. Además esta propuesta amenaza, con dejar por fuera de la representación política a de miles de ciudadanos, históricamente excluidos por el sistema político.
Una de las luchas de la ciudadanía, ha sido la reducción del sueldo de los Congresistas, que es sumamente excesivo, ofensivo e inmoral, teniendo en cuenta el nivel de ingreso de millones de Colombianos.
La Consulta Anticorrupción fue uno de esos intentos para frenar el abuso, la corrupción y los altos costos del Congreso y funcionarios del Estado. Pero oh sorpresa; el Centro Democrático no apoyó la consulta. Luego, los 7 puntos de la Consulta Anticorrupción fueron presentados al Congreso mediante proyectos legislativos, pero nuevamente el Centro Democrático ha sido el mayor opositor de las iniciativas. ¿Contradictorio no?
Aunque la propuesta de reducir el Congreso para bajar el gasto del Estado, nos parece tentadora a primera vista, y si no fuera por el historial y la tendencia del Centro Democrático, a decir una cosa y hacer otra, también estaría esperanzado.
Pero conociendo la historia y las “jugaditas” del Uribismo, debo decir que no confío en la propuesta, me parece que no es más que un intento desesperado por ganar la opinión pública, amenazar el Congreso y medir la tolerancia de la ciudadanía, para instaurar un sistema autoritario, un intento por socavar la democracia, nada más.
