Sin preámbulos o innecesarias explicaciones que solo le restarían fluidez a estas letras, propongo, de manera clara y formal, que sea Ley de la República ya y se convierta en costumbre perpetua para Colombia, la maravillosa y bien fructífera práctica de estar por siempre y para siempre y por la historia de los tiempos, gobernados por el señor Santos, Juanma, y que a la vez y en forma simultánea, siempre y en todo momento estemos a cinco días de las votaciones.
Dándose estos dos requisitos a la vez, ahí si nos convertimos en el país más feliz del mundo.
¿Quién quiere más?
Sé que la propuesta es indecente, además de inmoral y antidemocrática, aunque mi temor es que llegue a ser en un futuro impracticable. Va un ejemplo: no me imagino bien el año 2165 y el candidato Santos (que es presidente desde…), con los votos endebles y a cinco días de la cita con las urnas, garantizando con su dedo índice dirigido a los cielos que ya ha acordado con la Fifa y sus dignatarios que la final del mundial sea Colombia contra cualquier España o Brasil y que el resultado final será favorable para nosotros con un muy recordado 5-0.
Y necesariamente, conforme a la propuesta formulada, durante todo el mundial debemos estar a cinco días de las elecciones y así en un eterno e inquieto círculo vicioso y sin salida que solo garantice que estamos felices por lo que podrá ser y en donde tal vez nunca veremos aquel 5-0.
Porque, no nos digamos mentiras, estos cortos días previos al domingo han sido maravillosos aun para el más cerrado de los furibistas. Se termina la guerra con las Farc y hasta con el ELN, otra vez las horas extras serán pagadas como Dios manda y gracias al acuerdo con Greenpeace firmado con su puño y letra (el de Santos), en el tema de la minería habrá un respeto total a los páramos y no habrá más contaminación. Y eso que se me quedan en el tintero muchas, muchísimas promesas y propuestas formuladas en estos últimos cinco días.
Que levante la mano quien quiera más. Esto es un gozo orgásmico.
Pero, nunca habíamos visto tantas propuestas provenientes de quien ha estado de presidente cuatro años y muchos dudamos que el mandatario blablablá meta en cintura a las sucias y contaminadas compañías mineras. Y etc.
Y es por ello, ante mi incredulidad, que nace mi propuesta: que dejemos al presidente de presidente per sécula seculórum y a la vez de eterno candidato faltando cinco días para la votación final. No dudo que dentro de los términos nos ofrecerá que si llega a ser presidente por una nueva vez este país tropical tendrá cuatro estaciones y los bogotanos podremos esquiar en la nieve desde Monserrate en abril y mayo. ¡¡¡Wuaooo!!!
Sin embargo, ¡oh pesar!, parece que esta propuesta no se ha formulado a tiempo y por los canales debidos, razón por la cual la campaña ha seguido su inquietante y morboso curso. Con todo, ha dado un profundo placer saber que por tanta encalambrada de lengua y tanta recordación a sus gloriosas épocas como ministro de Hacienda, al candidato Zurriaga se le ha incapacitado por cuatro días por una laringitis aguda. Los votantes también merecen un descanso.
… y hablando de…
Obviamente, seguimos con el temita. Ya hablando con cierta seriedad, hay que decir que el dilema es bien afilado. En mi caso particular sé, con una convicción férrea y ciega que no votaría por un tipo como Zuluaga. Recuerdo épocas pasadas y me asusto y oigo y oigo a quien pareciera ser el jefe y me asusto más aún.
¿Santos? Habla del posconflicto con tanta naturalidad que inquieta y su gobierno, para mí, se caracteriza simplemente por ser un gobierno que ha negado las cosas y las disputas, sordo y ciego ante la queja y siendo guiado por una clase política sucia y corrupta. ¿Hay motivos para creer?
Faltando un día para las elecciones parece obligatorio decir que las palabras e ideas esgrimidas por el articulista de rigor no son más que eso, simples palabras, tan solo palabras como dice la canción. De forma directa o indirecta al articulista se le sale el ideal de votar por A, o por B, el famoso y muy escaso voto en blanco o de quedarse en casita viendo el Mundial.
Y llegará el lunes, y gane quien gane no sacará a Colombia de la cuerda floja en la que ha vivido.
Y por todo esto, vuelvo a la propuesta inicial. Yo quiero vivir de promesas.