Antes de la cuarentena, costaba el bulto de concentrado $55.000, hoy 15 de abril vale $60.000 precio al detal en ciudades capitales, en los pueblos lo vendes hasta en $70.000 ─ un abuso ─ y ahí sigue la tendencia alcista y ahí se queda, no baja (Newton aquí se equivocó). Con esos precios, el margen de rentabilidad de campesinos y pequeños productores es mínimo, en vez de ser máximo, debiesen ganar más, para que puedan vivir bien, son los que producen la comida de todos los días, la que no puede faltar nunca, la que genera salud, estabilidad social y económica, equilibrio emocional positivo, en fin, genera bienestar. La escasez de alimento genera todo lo contrario, cacerolazos, delincuencia, revueltas, desobediencia civil, especulación, inflación y otros males, caos total.
Debería existir una conciencia nacional, para estimular este sector que es vital, la producción de alimento para producir alimento debería estar subsidiada. Los subsidios, estigmatizados en la década de los 90 son necesarios en determinadas circunstancias, como la actual, por ejemplo, donde entraremos en recesión económica con toda seguridad.
Medidas para estimular la economía son muchas, el subsidio a la producción de materia prima para la producción de consumo masivo, es una de las más efectiva, hay que estimular artificialmente la producción o el consumo de un bien o servicio, en beneficio de todos claro está. Los países con mayor grado de desarrollo la aplican sin prevención alguna, por eso, producen millones de toneladas de materia prima para su autoconsumo y exportan.
Lo que ellos exportan, lo importamos nosotros, lo utilizan nuestras compañías productoras de alimento concentrado ─ que son pocas ─, las que le achacan el alza a la subida del dólar, fletes, impuestos, etc., pero cuando estos bajan el precio no baja ─ falta de control ─.
Producir huevos, carne de pollo, cerdo, res y otras, debería ser más rentable para el productor y más económico para el consumidor, ¿cómo se logra?, subsidiando lo esencial, que es la producción del alimento. El subsidio a la producción de alimentos concentrado y abonos beneficia a todo el mundo, las compañías productoras de materia prima reciben el subsidio y ganan, se baja pecio del bulto de concentrado y gana el pequeño productor, baja el precio del huevo o kilo de tal y gana el consumidor. Adicionalmente, al haber mayor producción, mayor es la oferta y bajan los precios para beneficio nuevamente del consumidor, de la gente, y así, todos contentos con la barriga llena, llenos de salud, con mejores defensas inmunológicas, llenos de bienestar, quedamos listos para enfrentar y derrotar el coronavirus.
Es un subsidio fácil de controlar, las compañías productoras de alimentos concentrado son pocas, la cadena de producción es corta y mano dura (cárcel) al que especule y le de uso indebido a los subsidios.
